¿Faltaban razones? Este es un recuento mínimo de argumentos para, como ellos mismos quieren, odiarlos más.

 

Ya superó a Chivas. Por primera vez en la historia del futbol mexicano América puede presumir que nadie tiene más títulos de Liga: 12 campeonatos por 11 de Chivas, 10 de Toluca, ocho de Cruz Azul… Doce estrellas en el escudo que los americanistas tendrán para presumir al menos por los próximos seis.

 

Campeón y echa a su técnico. Sólo en América. Antonio Mohamed cumplió seis meses de ensueño y pesadilla. Llevó como superlíder al equipo de la fecha uno a la 17, avanzó hasta la final, forjó a uno de los equipos más goleadores, sin embargo, le dan las gracias luego de obtener el título.

 

Cuatro títulos en el Siglo XXI. Y es que, mientras los americanistas han podido dar la vuelta Olímpica cuatro veces desde 2001 a la fecha, sus rivales con los que disputa los llamados clásicos sufren profundas sequías. América tiene cuatro trofeos en los recientes 15 años por uno de Chivas, el acérrimo rival amarillo con quien disputa el Clásico Nacional; y Cruz Azul, con el que choca en el clásico joven, no tiene nada en ese mismo periodo de tiempo. ¿Y Pumas? Pumas presumía superioridad en ese rubro ante los millonetas con cuatro títulos, misma que se esfumó con el nuevo campeonato.

 

De nuevo en el Azteca. Es común entre los azulcremas; en el Estadio Azteca son contados los rivales que presumen sacarle un campeonato a los de Coapa, León lo hizo en el Apertura 2013 y, fuera de los Panzas Verdes, hay que hurgar muchas décadas atrás para encontrar otro tropiezo en el partido definitivo de los amarillos en su nido. Un fortín que presumen los americanistas con dos vueltas Olímpicas al menos en el más reciente lustro.

 

La polémica como sello de la casa. Si bien el árbitro Paul Delgadillo no incidió directamente en el resultado de la final que América ganó 3-0 a Tigres, sí volvió a poner a las Águilas en el ojo del huracán con las tres expulsiones que endosó al cuadro de Ferretti. Es el sello de los emplumados que no importa la instancia, sus triunfos y derrotas siempre se ven acompañadas de actuaciones arbitrales que ocupan largas mesas de amarga discusión.

 

Es la costumbre americanista, de amarillo que apasiona o irrita, razones para amarlo u odiarlo, pero nunca para ignorarlo.