Corre una broma entre los diplomáticos mexicanos:

 

 

Dicen que Luis Videgaray, más que haber llegado a la cancillería en el papel de humilde “aprendiz” –al estilo Harry Potter–, se asemeja más a Chucky, el muñeco diabólico creado por Don Mancini.

 

Más allá de las risas que desata el apunte, lo cierto es que algo parece haber de razón en el símil que hacen del nuevo secretario de Relaciones Exteriores.

 

Y si no, que le pregunten a Fidel Herrera, cuyo cese como cónsul de México en Barcelona, España, fue fulminante. Aquello de que el ex gobernador veracruzano “renunció” por decisión propia no se lo tragan en el círculo diplomático.

 

Mucho menos luego de que su inquisidor, Miguel Ángel Yunes Linares, hoy gobernador de Veracruz, declaró abiertamente –aquí en la Ciudad de México, antes de iniciarse la Asamblea Nacional del PAN en la Expo Santa Fe– que él sabía “que el gobierno le pidió la renuncia”.

 

O sea, que Videgaray le ordenó presentar su “renuncia irrevocable” sin miramiento alguno.

 

Tan fulminante fue que, nos comentan, a Fidel no le dieron ni tiempo para despedirse (todavía el viernes, el cónsul mexicano visitó el Museo del Corcho en el pueblo de Palafrugell).

 

 

Herrera Beltrán regresa hoy mismo: “Voy directo a enfrentar la calumnia. Es falsedad total”, escribió el veracruzano en su cuenta de Twitter al filo del mediodía, hora de México.

 

Tan criminal es participar en el asunto de los medicamentos clonados, como anunciarlo sin pruebas me dice @FidelHerrera”, agregaría luego el periodista veracruzano Alejandro Aguirre (con retuit del ex gobernador).

 

Un año tres meses le duró el gusto a Fidel como cónsul en Barcelona. Cargo, por cierto, que no pocos encontraron inmerecido. Diversas críticas –aquí y en España– recibió su nombramiento en octubre de 2015.

 

Su “renuncia” y su retorno son aún más polémicos. Deberá enfrentar las acusaciones que le ha imputado Yunes, de estar involucrado en la aplicación de medicamentos clonados a niños con cáncer (misma denuncia que ha interpuesto contra Javier Duarte).

 

Periodistas en estado de shock.- Los pleitos de Donald Trump con la prensa no cesan. Cosa de ver nomás las declaraciones y los tuits que ha enviado el recién estrenado Presidente de Estados Unidos contra los periodistas, acusándolos de “mentirosos” y “deshonestos”.

 

El último agarrón fue porque algunos (¡muchos!) medios reportaron que a la ceremonia de investidura de Trump asistió menos gente que a la primera de Barack Obama.

 

Y peor se puso cuando el vocero presidencial, Sean Spicer –quien nunca fue reportero–, sostuvo ante los periodistas que la de Trump había sido “la de mayor audiencia que jamás haya presenciado una toma de posesión. Punto”.

 

Semejante desplante, con el añadido ése de “punto” (como diciendo: y se aguantan, no está a discusión el asunto), más el hecho de que Spicer no aceptó pregunta alguna… ¡pues ya imaginarán!, dejó en estado de shock a los periodistas que cubren la Casa Blanca.

 

GEMAS. Obsequio del gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez: “Hoy le aprobé al secretario de Educación que a partir de ya construyamos otra preparatoria, y que sea militarizada, para que si ustedes tienen un hijo que no les hace caso, nos lo manden y ya se lo arreglamos”.