En los últimos años, los psicólogos se han interesado cada vez más en descubrir qué tanto las personas disfrutan de la contemplación y el pensamiento silencioso aislado de toda distracción, y que comúnmente llaman modo default del cerebro.

 

La revista Science publicó una conclusión alarmante basada en los estudios del psicólogo Timothy Wilson de la Universidad de Virginia: la mayoría de la gente prefiere darse a si misma una descarga eléctrica que estar a solas con sus pensamientos.

 

Actualmente se sabe que el tiempo de inactividad mental consciente ayuda al cerebro a repasar los conocimientos recientes, repone nuestras reservas de atención y ofrece la oportunidad de crear grandes ideas, es decir, cuando estamos sin enfocar nuestro pensamiento en algo especial a menudo descubrimos la solución a un problema que nos daba vueltas desde hace tiempo, esto gracias a que permitimos que nuestra atención se desvíe de ella, desplazando la carga de trabajo a la poderosa maquinaria de nuestro subconsciente.

 

Sin embargo, cuando Wilson preguntó a 409 estudiantes de su universidad cómo se sentían durante seis a 15 minutos en una habitación sin ventanas con pocos muebles, donde sólo podría entretenerse con sus pensamientos, los jóvenes calificaron la experiencia con un promedio de cinco, en la escala de uno (poco satisfactorio) a nueve (muy satisfactorio).

 

El investigador descubrió que fueran cuales fueran los entornos, edades o dependencia a sus celulares y otros gadgets, la mayoría de los participantes valoraron de una forma mediocre la oportunidad de pasar su tiempo sin distracciones.

 

El siguiente paso del experimento consistió en poner a 42 estudiantes solos en una habitación con los tobillos conectados a una máquina capaz de dar descargas eléctricas leves, a los cuales se les pidió perderse en sus pensamientos.

 

El resultados fue que 12 de 18 hombres y seis de 24 mujeres se dieron a si mismo entre uno y nueve choques eléctricos, sin embargo, un joven se dio descargas a sí mismo 190 veces.

 

La conclusión de Wilson fue que estar a solas con sus propios pensamientos durante 15 minutos fue tan aversivo que llevó a muchos participantes a la autoadministrarse esos choques.

 

Sin embargo, esta determinación ha sido duramente cuestionada por el hecho de que nadie podría asegurar plenamente que alguien es incapaz disfrutar de sus propios pensamientos al mismo tiempo que se da descargas eléctricas, es decir, es posible que muchas personas se pierdan en si mismos al mientras realiza alguna actividad, como cuando se lee un libro y la mente se desvía de la trama sin darnos cuenta.

 

Generalmente cuando “nos desconectamos del mundo” no es porque así lo queramos, sino que pasa regularmente cuando escuchamos música, paseamos en bicicleta o lavamos los platos.

 

Aunque Wilson es consciente de que las actividades rutinarias y bien ensayadas como lavarse lo dientes son la oportunidad ideal para que nuestra “mente se aleje”, sigue considerando preocupante que practicar el pensamiento sin distracciones, el cual ha demostrado tener muchos beneficios y muestra es el éxito de los lugares especializados en la enseñanza de la meditación y yoga, que además resultan tener consecuencias positivas para la salud, sea una práctica desagradable para los jóvenes en una sociedad cada vez más abrumadora, acelerada y dependiente de tecnologías enfocadas en mantenernos alejados de nosotros mismos. AH / NS