En el umbral de que posiblemente Oaxaca presente una controversia constitucional contra Chiapas para deslindar los límites territoriales entre ambos, e intentar acabar con un conflicto que frisa los 45 años por la posesión de las selvas Chimalapas, los problemas en la zona continúan. Una nueva crisis se vivió en noviembre y diciembre del año pasado, con nuevos enfrentamientos entre zoques chimalapas oaxaqueños y colonos chiapanecos asentados en la frontera Oaxaca-Chiapas.

 

Este problema que inició en 1967 confronta periódicamente a esos pobladores. Ahora hubo un retenido chiapaneco por parte de los zoques y la intervención de la policía oaxaqueña que detuvo a una decena de comuneros zoques. Lo que incendió de nuevo los ánimos con la siempre latente posibilidad de saldos de gravedad. Oaxaqueños y chiapanecos (con su policía y apoyo de su gobierno) velaron armas a finales de 2011.

 

Empero, la resolución de la Suprema Corte de la Nación, a quien el artículo 105 de la Constitución Federal otorga la atribución de resolver las controversias constitucionales, tendrá que apoyarse en la historia, testimonios y títulos que datan de tiempos precolombinos pero se documentan a partir de la Colonia.

 

 

La jícara de Oro

Los indígenas zoques que habitan el Chimalapas de hoy para ratificar su propiedad sobre esas selvas pagaron a la corona española 25 mil pesos oro, mismos que Domingo Pintado entregó en una amplia jícara de morro. Así lo cuenta la leyenda y la historia que sucedió en el remoto año de 1685 cuando dicho personaje compró 360 leguas cuadradas para la gente de Santa María Chimalapa, Oaxaca.

 

Chimalapas comenzó a existir así con ese nombre después de la conquista española a la manera de las viejas fundacionales genealogías de tantos lugares cuya toponimia se estableció al nombrarlos por primera vez: En lengua zoque, Chimalapa quiere decir jícara de oro: Chima jícara y lapa oro.

 

Esos testimonios fundamentan la propiedad ancestral de los dos municipios oaxaqueños ubicados en esa microrregión del Istmo de Tehuantepec: Santa María y San Miguel Chimalapas. Ambos municipios poseen títulos de esas tierras desde el 24 de marzo de 1687, del 15 de marzo de 1850 y el 17 de septiembre de 1883.

 

La propiedad de los pueblos zoques oaxaqueños sobre ese territorio les fue ratificada con una resolución presidencial en 1967, con base en sus títulos primordiales. Por esa antigüedad ambas poblaciones exigieron y lograron la categoría de municipio. Además, el convenio 169 de la OIT, suscrito por México, reconoce como válidos documentos coloniales.

 

Quienes han estudiado el tema del conflicto en esta zona limítrofe de Oaxaca y Chiapas tienen claridad al sostener que se trata de un “conflicto artificial” pues todos los antecedentes, documentos y resoluciones presidenciales confirman la pertenencia de Chimalapas a Oaxaca. Y un dato determinante es el de Miguel Ángel García Aguirre, quien fuera Coordinador de Maderas del Pueblo, organización ecologista:

 

 

Chiapas recién cambió sus límites

 

“Porque Chiapas fue quien cambió sus límites en 1995 unilateral e ilegalmente. En el Atlas Nacional publicado por la UNAM están pruebas irrefutables de las colindancias históricas de Oaxaca y Chiapas.” (Revista En Marcha, Realidad Municipal de Oaxaca. núm., 13, septiembre de 1999).

 

Aunque el INEGI también modificó los mapas favoreciendo a Chiapas dolosamente en ese mismo 1995, son muchos los asideros de la parte oaxaqueña para demostrar su legítima posesión de esos bosques. Uno de los documentos producidos por la extinta Vocalía Ejecutiva de los Chimalapas, en su Plan 1990-1992, afirma que este conflicto de límites entre Chiapas y Oaxaca…

 

“En rigor resulta ridículo, puesto que las condiciones peculiares de la incorporación de Chiapas a la Nación Mexicana dejan claramente establecidos sus límites en su Constitución y hacen virtualmente innecesarias las interpretaciones.”

 

No hay posibilidad de equivocarse, cuando la oligarquía chiapaneca decidió ser parte de México, al grito de “Vale más ser cola de león que cabeza de ratón”, el 14 de septiembre de 1824 venía sin Chimalapas, lo cual puede constatarse en los mapas territoriales de la época en la Biblioteca Nacional de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en la Constitución política de entonces de esa entidad. (Ver Atlas de la UNAM de 1965). Incluso, en cualquier mapa de esa época están claros los límites entre Oaxaca y Chiapas (ver: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/ff/Divisi%C3%B3n_pol%C3%ADtica_de_M%C3%A9xico_%281836-1846%29.svg)

 

SRA propicia en el conflicto

 

Sin embargo, un par de meses después de que Oaxaca recibiera su resolución presidencial donde se ratificaba su posesión sobre esas “montañas” de Chimalapas (como lo llaman los zoques) en ese mismo 1967 cuando gobernaba Gustavo Díaz Ordaz (quien habría escondido su oriundez oaxaqueña por no asociarse a Porfirio Díaz), a instancias de la Secretaría de la Reforma Agraria (SRA) se emitió una resolución presidencial a favor de Chiapas, donde se le dotó de 6 mil hectáreas. Desde entonces la SRA no ha dejado de otorgar títulos agrarios a decenas de ejidos, todos bajo la jurisdicción de Chiapas. Con lo cual atizan la problemática de manera sostenida.

 

En total son 594 mil hectáreas de Chimalapa, 460 mil pertenecen a Santa María Chimalapa y 134 mil a San Miguel. Limitan al norte con Veracruz y al este con Chiapas. Por el lado de Veracruz se ha dado una integración a medias, pues en la agencia municipal oaxaqueña llamada colonia Cuauhtémoc perteneciente a Matías Romero, Oaxaca, se asentaron ciudadanos veracruzanos desalojados para la construcción de la presa Miguel Alemán, quienes reconocieron tanto a la autoridad de Bienes Comunales de Chimalapas como la jurisdicción de Oaxaca. Aunque los de la Colonia Cuauhtémoc hace unos años fueron indemnizados para devolver tierras a los chimalapas. Pero esta es otra historia, aunque ilustra la presión demográfica y de intereses sobre ese riquísimo ecosistema.

 

 

 

Rico y delicado ecosistema

Chimalapas es un bosque tropical de importancia mundial ubicado en el estado de Oaxaca. Se le considera el último reducto de selva tropical; es un delicado ecosistema de gran riqueza. Es el más generoso ecosistema del trópico húmedo de la República que produce 40% de los escurrimientos pluviales del país; alimenta lagunas y estuarios que enriquecen de variedades de pesca al Golfo de México y al Istmo de Tehuantepec. En los Chimalapas nacen los ríos Coatzacoalcos, Uxpanapa y Tonalá, así como una parte de los muy caudalosos Grijalva-Usumacinta. Abarca una extensión de 594 mil hectáreas, 460 mil de las cuales pertenecen a Santa María y 134 a San Miguel Chimalapas. Se calcula que se han deforestado 130 mil hectáreas y están en peligro 220 mil más, según el investigador Leo Schibili de la Sociedad para el Estudio de los Recursos Bióticos de Oaxaca (SERBO). El dato es de hace una década, escasean las estimaciones al respecto, pero ilustra los peligrosos daños sobre esta zona (Aparicio, Raquel (coord), Chimalapas, la última oportunidad, edit. Semarnat-Oaxaca 2002).

 

La avanzada de los ricos de Chiapas sobre esos bosques encuentra sentido en esa exuberancia y gran riqueza, con la explotación ilegal hasta hace unos años de maderas preciosas como cedro y caoba, lo cual encuentra su ganancia completa al deforestar esos bosques cuyo clima templado es el mejor para la producción ganadera pues sin tanto calor el ganado crece bien y rápido, sin estrés. Hoy la Semarnat, en sintonía con todas las dependencias federales favorables a Chiapas, otorga la mayoría de los permisos de explotación forestal a las madereras chiapanecas, en tierras en el peor de los casos de indefinición legal.

 

Según el delegado de la Semarnat en Oaxaca, Esteban Ortiz Rodea, los permisos de explotación forestal en la zona de conflicto siguen vigentes y son 12 las de Chiapas y apenas cuatro de Oaxaca. Asegura Ortiz Rodea que su institución entrega estos “Permisos de explotación forestal sustentable” desde oficinas centrales (DF) y mientras no haya conflicto jurídico no pueden suspenderse; de darse la controversia constitucional estos permisos habrían de detenerse hasta la resolución, dijo.

 

 

Gobernadores de Oaxaca, ¿debilidad?

 

Sin embargo, aun con todas esas pruebas a favor de Oaxaca sus gobiernos estatales desde finales de los años 60 del siglo pasado: Rodolfo Brena Torres (ya de salida), Víctor Bravo Ahuja, Fernando Gómez Sandoval, Manuel Zárate Aquino, Eliseo Jiménez Ruiz, Pedro Vásquez Colmenares, Heladio Ramírez, Diódoro Carrasco, José Murat y Ulises Ruiz han mostrado debilidad para afrontar la avanzada sobre Chimalapas. Ninguno se atrevió siquiera a esgrimir la controversia constitucional. Falta ver el final de Gabino Cué Monteagudo que sí la ha esgrimido.

 

El 26 de julio de 1999 el gobierno de Chiapas, con su Ejecutivo sustituto Roberto Albores Guillén, instaló por primera vez oficinas públicas de esa entidad en el poblado Rafael Cal y Mayor enclavado en territorio oaxaqueño, sin que el gobierno de Oaxaca hiciera sólido reclamo. Desde entonces se imponía la controversia constitucional que merced a tantas pruebas a favor de Oaxaca le favorecería, opinan los expertos.

 

En noviembre de 2011 el gobierno de Juan Sabines Guerrero fue más lejos, propuso al Congreso de su estado la creación de tres nuevos municipios, uno de ellos, Belisario Domínguez, en tierras de Chimalapas Oaxaca. El Congreso aceptó y la reforma a la Constitución con que se creó dicho municipio se publicó en el Periódico Oficial de Chiapas el 14 de noviembre de 2011.

 

 

 

¿Habrá controversia constitucional?

La respuesta del gobierno de Oaxaca sigue siendo extrañamente mesurada, y en ocasiones insólita. El 9 de noviembre cuando ya sonaba en el Congreso de Chiapas la creación arbitraria del nuevo municipio, la policía de Oaxaca entró a Chimalapas para rescatar al chiapaneco Jorge Humberto Luna, “Tito” Luna, El Tigre de Cintalapa, quien se encontraba retenido por los zoques al ser sorprendido causando daños al patrimonio de los oaxaqueños, según acusaron los zoques. El gobierno adujo que defendería los intereses de Oaxaca pero no a costa de estar fuera de la ley. Los chimalapas catalogaron ese acto como traición. Algo que ningún gobierno priista había hecho: reprimir a sus gobernados en momentos difíciles, cuando enfrentaban la acometida chiapaneca.

 

Al parecer el gobierno de Oaxaca admite que Chiapas realice actos ilegales, como crear nada menos que un municipio en tierras oaxaqueñas, y no juzgar al Tigre de Cintalapa por sus delitos en contra de oaxaqueños, sino al contrario, entrar a sangre y fuego a rescatarlo para dejarlo en libertad. El 1 de enero el secretario general de Gobierno de Chiapas dio posesión al Consejo Municipal (no hubo elecciones, claro) de Belisario Domínguez, que encabeza Juan de Dios Márquez Clemente.

 

Entre tanto, Oaxaca aún se encuentra en el proceso de presentar su controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación que anunció estar preparando desde noviembre del año pasado. La fecha que se dio Gabino Cué de plazo fue este 20 de enero, ¿la presentará?

 

Es aún mucho más larga esta historia.

 

blaslc@yahoo.com.mx