Los mexicanos estamos tocados después del terremoto, quién puede dudarlo. En alguna parte, separada del dolor, es donde se guarda intacta una especie de fuerza nacional que nos hace completar grandes historias.

 

Apenas un par de horas después de empezar a conocer la devastación que causó el nuevo sismo del 19 de septiembre pasado en varios estados, Sergio Pérez organizó a su gente para trabajar con su ONG, con Fundación Carlos Slim y aportar a la causa.

 

Se demandaba un esfuerzo importante y el siguiente paso hizo que el nivel de donaciones llegara al 5×1 que ofreció la Fundación Carlos Slim, organismo siempre decidido a aportar y que extendió su generosidad secundando a Pérez.

 

Nos vamos a Malasia. Un virus extraño, que según datos preliminares está alojado en las frutas, hizo estragos entre varios de los participantes del Gran Premio, lo mismo oficiales, periodistas y pilotos comenzaron la actividad del jueves con dolores estomacales y molestias.

 

Sobra decir que Malasia, que parecería un microondas de humedad extrema en el pacífico del sur, es la carrera más demandante y extrema de la temporada porque hablando bajo, mantiene temperaturas entre 30 y 36 grados, con niveles brutales de humedad.

 

Xavi Martos es el preparador físico y mental de Sergio, el sábado antes de la calificación explicaba a un par de reporteros que la febrícula había crecido y ahora era ya fiebre declarada en Checo, quien mantenía el régimen de hidratación, pero comenzaba con malestares cada vez más más fuertes.

 

En la qualy, Checo ya tenía fiebre, transpira copiosamente aun debajo del auto. Cuando sube al Force India, es como entrar en un sauna, ya que la cabina se transforma en una ajustada cápsula de 51 grados. Infierno.

 

Cometió un error en la curva 11 durante su segunda vuelta de la Q3, con ello se echó a perder un ritmo extraordinario en todo el fin de semana, pero a fin de cuentas el top 10 vale para un auto limitado como el Force India.

 

La noche del sábado fue malísima, dolor, más fiebre y cuidados extremos, alimentación por líquidos, hidratación natural con agua de coco y descanso.

 

Checo terminó la junta de ingenieros para ser encapsulado en el hotel y tratar de pasar la noche con menos sobresaltos.

 

Mañana del domingo. El director del equipo Otmar Szafnauer está preocupado ya que la información que corrió en el paddock dice que Checo había perdido tan sólo el sábado 2.3 kilos, la resistencia para una carrera tan dura está comprometida.

 

En la intimidad, Pérez confiesa que no se siente recuperado, la pérdida de líquidos ha sido mucha y la recuperación demasiado paulatina. Martos le dice “No tienes que demostrarle nada a nadie por aquí”. Pero hubo silencio enseguida.

 

Antes del desfile de pilotos, había rostros largos. Szafnauer pidió el reporte médico que no era alentador, pero tampoco contundente. La decisión la ponían en manos de Checo. Me cuentan que su respuesta fue en voz baja, pero directa: “Si, quiero ver la bandera (de México) allá afuera”. Se lanzó al desfile de pilotos y no había marcha atrás.

 

El resto fue un extraordinario Gran Premio que deja a Pérez en su posición natural, líder en Force India con casi 20 puntos de ventaja sobre el más cercano, que paradójicamente es su propio coequipero. Una carrera épica para Sergio, en su episodio de mayor conexión, su momento más mexicano de la temporada.

 

caem