Apenas el 31 de octubre, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) otorgó el certificado de aeronavegabilidad al jet privado con matrícula XB-MGM, aeronave que ahora investiga el gobierno mexicano tras la sospecha de que el nombre del dueño es falso, los pasajeros y la tripulación utilizaron identificaciones apócrifas y que el gobierno de Venezuela asegura que en él se trasladaba cocaína.

 

En los documentos oficiales aparece como propietario Jorge Salazar Ochoa, quien compró la aeronave en unos 350 mil dólares y debió someterla a un mantenimiento total que le llevó un mes en los talleres ubicados en Monterrey y costó alrededor de 400 mil dólares.

 

Salazar Ochoa presentó ante las autoridades aeronáuticas, para obtener el certificado de su avión, su credencial del IFE con una dirección ubicada en la ciudad de Villa de Álvarez, Colima; sin embargo, se trata de una casa de interés social y en la que habita un profesor de escuela.

 

El certificado de aeronavegabilidad, con el número 20133303, tiene vigencia por un año, hasta el 30 de octubre del 2014, y se autoriza al jet Hawker Siddeley DH-125-400A, con número de serie NA713, porque “se considera que reúne condiciones de aeronavegabilidad mientras se mantenga y utilice de acuerdo con lo que antecede y las limitaciones de utilización pertinentes”.

 

El documento fue firmado por el verificador Francisco Javier Acosta y por el comandante de aeropuerto de Monterrey, representante de Aeronáutica Civil, el capitán José Mario Chávez Gaona.

 

El documento, del cual tiene copia 24 HORAS, permite al jet realizar operaciones por instrumentos, pero no puede llevar a cabo operaciones visuales nocturnas y transportar hasta ocho pasajeros.

 

De acuerdo con la ley y con distintas fuentes consultadas, obtener el certificado de aeronavegabilidad es un proceso lento y el que se requiere presentar distintos documentos que demuestren la situación legal de la aeronave y sus operaciones, además comprobantes de la identidad del o los propietarios.

 

Sin embargo, las primeras investigaciones del gobierno mexicano ponen en duda de que Salazar Ochoa sea un nombre real.

 

Además, los cinco pasajeros que hicieron un primer vuelo en ese jet desde Querétaro hasta la Isla de Bonaire, en Las Antillas, utilizaron identificaciones falsas, lo mismo que la tripulación, por lo que hasta ahora se desconocen sus nombres reales y su paradero.

 

Este jet fue destruido por el ejército venezolano el lunes 4 de octubre, después de que lo obligaran a descender por ser sospechoso de tráfico de drogas. La versión oficial de ese país es que la tripulación y pasajeros lograron huir y que la aeronave transportaba cocaína.

 

 

Aeronave no pasó por Centroamérica

 

Ni Guatemala, ni Honduras, ni Colombia tienen registro de que la aeronave mexicana con matrícula XB-MGM, derribada la semana pasada en Venezuela, hubiera ingresado a su espacio aéreo o tuviera permiso de internación en estos países.

 

Los protocolos internacionales indican que cualquier aeronave que tenga intención de sobrevolar o entrar a un país, tiene que notificar el ingreso o el cruce al Control de Tráfico Aéreo para que no se considere una violación al espacio aéreo.

 

Voceros de la Dirección de Aeronáutica Civil de Guatemala dijeron que “no había ningún plan de vuelo registrado o permiso de internación en nuestro país, por consiguiente, esta aeronave no pasó por acá, ni aterrizó ni despegó en Guatemala”. Además dijeron que por el tamaño de la aeronave no podía pasar desapercibida.

 

Hasta el momento no se ha detectado el registro de algún mexicano en las fechas del incidente en algunos hoteles de la Isla Bonaire, donde información no oficial de los servicios de tránsito aéreo de las Antillas indicaron que el jet aterrizó, para después viajar a Honduras.