La Alianza del Pacífico (AP) y el Mercado Común del Sur (Mercosur) intentarán dejar de lado sus diferencias políticas en favor de la integración y el crecimiento económico regional. Ayer, en Santiago de Chile, cancilleres de los países que integran ambos bloques perfilaron lo que podría ser una ruta de cooperación para avanzar en ese sentido.

 

Al inaugurar el seminario “Diálogo sobre Integración Regional: Alianza del Pacífico y Mercosur” celebrado en la capital chilena, la mandataria de aquel país, Michelle Bachelet, calificó como un “momento histórico en que dos procesos de integración se sientan a dialogar para encontrar convergencia en los temas que interesan a toda la región”.

 

En el encuentro, los cancilleres Héctor Timerman (Argentina), Luis Alberto Figueiredo (Brasil), José Antonio Meade (México), Gonzalo Gutiérrez (Perú), Eladio Lozaiga (Paraguay) y Luis Almagro (Uruguay), coincidieron en la necesidad de avanzar en la integración de ambos bloques. En tanto, los cancilleres de Colombia y Venezuela no asistieron a la reunión.

 

En el marco del diálogo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) publicó en estudio en el cual señala que una convergencia entre ambos bloques “no solo traería beneficios para sus países miembros, sino que constituiría una oportunidad histórica para avanzar hacia una verdadera integración regional”.

 

El informe titulado La Alianza del Pacífico y el Mercosur: Hacia la convergencia en la diversidad, señala que este proyecto posee un alto potencial económico debido a que los países de la AP –Chile, Perú, Colombia y México– y el Mercosur –Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela– representan 80% del comercio exterior en la región.

 

El comercio total entre ambos grupos alcanzó los 47.4 mil millones de dólares el año pasado. Las exportaciones de la AP a los países del Mercosur se ubicaron en 23.7 mil millones de dólares, cantidad similar a las provenientes del Mercosur hacia la AP.

 

Desde la creación de la Alianza del Pacífico en 2011, la cual tuvo el objetivo de promover el libre comercio entre sus miembros, e impulsar la vinculación con Asia, se habló del antagonismo con el Mercosur, que nació en 1991 como una unión aduanera, y que evolucionó a un bloque con tendencia hacia la izquierda, proteccionista con su mercado interno.

 

El proceso de aproximación promovido por la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, tiene el objetivo de dejar de lado estas diferencias e integrar económicamente a ambos bloques, aprovechando los fuertes vínculos económicos, geográficos y culturales, con el fin de terminar el estancamiento económico en la zona.

 

“Este contexto internacional menos dinámico ha repercutido en la actividad económica de América Latina y el Caribe, la cual continúa la desaceleración iniciada en 2011. La fuerte desaceleración esperada en 2014 se debe mayormente a un estancamiento de la inversión y a un debilitamiento del consumo privado”, detalló la Cepal.

 

Según datos del Banco Mundial, se espera que el ritmo de crecimiento en la región se reduzca a 1.2% este año, un dato lejos del 4% necesario para reducir los índices de pobreza.

 

Por ello, la Cepal recomendó a la AP y al Mercosur una integración que promueva además de políticas comerciales, una inversión sustancial en diversos apartados que las empresas necesitan para sumarse a las cadenas de valor e impulsar el empleo, así como promover la movilidad de personas, lo que incrementaría el flujo de recursos humanos en un subcontinente que cuenta con amplios vínculos lingüísticos, culturales e históricos.

 

“La competitividad de estas cadenas depende en gran medida de la calidad de la infraestructura regional de transporte, logística, energía y telecomunicaciones, así como la convergencia regulatoria entre países”.

 

En caso de concretarse un proceso de integración en el futuro se espera que pueda ampliar la demanda, elevar el comercio interregional, mejorar la productividad, difundir conocimientos tanto en tecnología como en procesos de organización y gestión, además de promover las inversiones en infraestructura y servicios.

 

Un aspecto considerado relevante, debido a que la región reporta un estancamiento en la inversión en investigación y desarrollo, al destinar en promedio 0.84% del PIB regional entre 2005 y 2012. La Cepal informó que incluso en la mayoría de los países esta inversión fue menor al 0.5% del PIB, a excepción de Argentina y Brasil.

 

Otro de los objetivos centrales es actuar como un factor de crecimiento que estimule la equidad y el espacio económico en la región, lo que puede amortiguar los impactos de un menor dinamismo económico en otras partes del mundo.

 

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