BARCELONA. Ayer, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, convocó las elecciones que se celebrarán el 27 de septiembre y la campaña electoral se iniciará el 11 de septiembre, día nacional conocido como diada Nacional de Catalunya.

 

Según el papel, se trata de unas elecciones autonómicas como tantas otras desde la llegada de la democracia. En la realidad son percibidas como una especie de plebiscito sobre la independencia de Catalunya en sustitución de un referéndum (similar al que se celebró hace unos meses en Escocia) reclamado por una gran mayoría de los ciudadanos y que el gobierno central no ha permitido que se celebrara. Se trataba de saber cuántos eran los independistas y cuántos no, acabando así que unos y otros se arrogaran la mayoría.

 

Una premisa: hasta hace unos cuatro años, Artur Mas no era independentista. Fue después de la manifestación masiva el 11 de septiembre de 2012 reivindicando la independencia que el actual presidente de la Generalitat optó por situarse en la cabeza del movimiento social que había organizado la manifestación.

 

A pesar de ello, en las elecciones que convocó poco después perdió un buen número de diputados. Los electores independistas habían optado por dar sus votos a Esquerra Republicana, un partido histórico en el que la independencia está en su ADN.

 

Después ha habido dos manifestaciones en los sucesivos 11de septiembre tanto o más masivas.

 

El sí o el no a la independencia ha estado marcando indiscutiblemente la política catalana durante todos estos años y ha creado conflictos en prácticamente todos los partidos a excepción de Esquerra Republicana.

 

En el PSC (Partit Socialista de Catalunya), que reivindica un Estado Federal pero no la independencia, se ha producido una escisión y algunos de sus diputados han sido expulsados del partido y estos han tendido a acercarse a Esquerra Republicana. También la coalición (Convergencia y Unió) gobernante se ha roto ya que Unio Democràtica no apoya la independencia como sí lo hace Convergència Democràtica, partido del presidente Mas.

 

Hay que decir que Convergència no pasa por un muy buen momento, tiene su sede bloqueada como fianza por un grave caso de corrupción y, por otra parte su fundador, Jordi Pujol, está imputado con casi toda su familia por fraude al erario público y corrupción.

 

Hace unos 7 u 8 meses, Mas decidió anunciar las elecciones que hoy ha convocado y se ha esforzado en presentarlas como plebiscitarias y, consciente que él solo no iba a ganarlas, ha optado por plantear la posibilidad de una candidatura independista única en la que se incluirían los partidos que consideran la independencia como un prioridad.

 

La propuesta no siempre fue recibida con entusiasmo por los posibles interesados pero al final Mas ha salido triunfante y se ha creado una candidatura en la que se incluye también Esquerra Republicana y algunos escindidos del PSC pero que está encabezada por tres personas que no pertenecen a ninguno de los dos partidos sino a movimientos sociales.

 

En dicha lista Mas ocupa el cuarto lugar y el presidente de Esquerra Republicana, el quinto. Sin embargo, y esto es lo más curioso, se afirma que quien optará para la presidencia de la Generalitat seguirá siendo Artur Mas. Y más curioso todavía es que quien encabeza la lista es un exdiputado europeo por Inicativa, un partido de izquerdas heredero del histórico PSUC, partido de los comunistas catalanes.

 

Hay que decir que también la izquierda va a presentarse en una candidatura única en la que además de Iniciativa se han integrado algunos partidos más pequeños y el novísimo Podemos tal como se hizo para las municipales barcelonesas con gran éxito.

 

Mientras, los partidos “españolistas” (PP y Ciudadanos) también plantean su oposición como si las elecciones fueran plebiscitarias de modo que aunque el gobierno declare continuamente que son elecciones autonómicas tout curt los “suyos” lo desmienten con su discurso.

 

Y en esta estamos. Todo ello no es más que el resultado de convertir por parte del gobierno central de un problema político en un problema judicial. De la incapacidad política de Rajoy y en cierta manera también de Mas.

 

Ambos buscan votos y mantenerse en el poder. No se olvide que ir contra la independencia de Catalunya, da votos al PP en el resto de España. Y no se olvide tampoco que habrá elecciones generales el próximo mes de noviembre.