El aprovechamiento social de los espacios públicos es factor indispensable para el mejoramiento de la vida comunitaria; por otro lado, es imposible soslayar el gran número de personas en situación de calle que no han tenido más opción que convertir a muchos de éstos en su lugar de residencia.

 

 

Apropiación del espacio público para el disfrute y como necesidad habitacional. ¿Cómo conciliar ambos usos? En mi administración al frente de la Delegación Cuauhtémoc estoy impulsando acciones que promueven la protección de los derechos fundamentales y la inclusión social de todas las personas que habitan, laboral y transitan en ella.

 

 

Al respecto, y en paralelo a las medidas destinadas a rehabilitar los espacios públicos de la demarcación, desde un primer momento instruí otras, de atención a la población en situación de calle y su no criminalización.

 

 

Estas personas son las víctimas del abandono gubernamental y el resultado de las políticas neoliberales implementadas en nuestro país durante las últimas décadas; cargan sobre sus hombros el pesado estigma del prejuicio social, del rechazo casi generalizado, de la falta de empatía de una buena parte de la ciudadanía, como para ser revictimizadas.

 

 

En este sentido y para garantizar su reintegración a la sociedad, en los casos que sea posible, solicité emprender labores de atención con un enfoque de derechos humanos que dignifiquen sus condiciones de vida.

 

 

Para tal efecto aperturamos la Casa de Arte y Cultura para la Vida, que parte de una idea central: la inclusión social, facilitando a las personas en situación de calle el acceso a actividades que les permitan reincorporarse a la vida productiva y contribuir así a la reconstrucción del tejido social.

 

 

En este recinto, ubicado en el Callejón de San Francisco Tultengo en la colonia Paulino Navarro, un grupo de personas de este sector poblacional podrá residir durante el tiempo en que sea capacitado (tres meses aproximadamente), y contará con atención médica por parte de Casa Alianza y la Fundación Renacimiento.

 

 

Para recuperar el lazo que se rompió entre residentes y personas en situación de calle, es necesario rescatar la convivencia básica. Así, los talleres de artes y oficios impartidos en la Casa también están dirigidos a vecinas y vecinos quienes, con la conducción de personal especializado, compartirán el espacio con la gente que allí se hospeda, en un esquema de orden y respeto mutuo.

 

 

Pero las medidas de atención a población en situación de calle no se limitan al ejemplo anterior: el trabajo conjunto con el Instituto de Asistencia e Integración Social (IASIS) nos permitirá garantizar que las personas atendidas no vuelvan a la vía pública, sino que contarán con la posibilidad de instalarse en el Hotel Buenavista, de reciente creación a partir del Protocolo de Atención a Poblaciones Callejeras diseñado por el Gobierno central. Allí podrán dar el segundo paso hacia su proyecto de vida independiente.

 

 

Las acciones institucionales con enfoque de derechos humanos hacen posible generar un mejor entorno social y avanzar hacia el modelo de vida que deseamos que goce toda la población en nuestra delegación.