Hace unos días dijo el próximo gobernador de Quintana Roo que a través del voto ciudadano, en aquella entidad, se envió un mensaje a todo el país: es la hora del cambio… una nueva esperanza de un cambio con rumbo y responsabilidad. Un estado más parejo y solidario, con oportunidades para todos.

 

Y se dijo comprometido a trabajar intensamente porque esa nueva esperanza se debe convertir pronto en realidad. “De aquí en adelante, frente a mi esposa, mis hijos y mi madre, empeño mi palabra de ser un gobernador que escuche y que estará cerca de la gente. Un gobernador que rinda cuentas y que procure ser transparente. Un gobernador que respete a sus gobernados, y que tenga una conducta honorable y tolerante. Un gobernador que cuide el dinero, y lo aplique con legalidad y eficiencia, para mejorar su calidad de vida… Que actúe con justicia y con firmeza; que trabaje intensamente en devolverle la paz y la armonía. No les voy a fallar”.

 

Charlé con él frente a las cámaras y micrófonos del telediario México al Día, de Televisión Educativa, y ésta es parte de la conversación:

 

-Carlos, tú has sido muy cuidadoso con tus palabras; nunca has hablado de cárcel, pero sí de una amplia investigación sobre los recursos utilizados en la administración que está por  concluir.

 

-Quintana Roo es uno de los estados que más se ha endeudado en los últimos años, Gustavo; estamos hablando de casi 23 mil millones de pesos (y seguramente mucho más que esa cantidad conocida), y es evidente que habremos de hacer una revisión muy clara y transparente sobre en qué ha sido utilizado ese dinero, qué obras ampara, en qué estado están dichas construcciones y a quiénes benefician. Porque por más que le damos vueltas no encontramos respuestas. La entidad vive un esquema de problemas financieros derivados de ese endeudamiento, que deberían haber dado un respiro en servicios públicos, obra e infraestructura social, que no encontramos en la geografía quintanarroense. Es necesario hacer una revisión, una auditoría, aplicar la ley, y en caso de hallar culpables, que paguen por ello. Y aunque es complicado, encontrar la forma para que recuperemos ese dinero.

 

-Platícame, Carlos, de tu reunión con el primer mandatario, Roberto Borge Angulo, por favor.

 

-Fue el encuentro en la Casa de Gobierno de Cancún; una reunión muy rápida. Constituyó exclusivamente un acercamiento, desde el punto de vista profesional, para revisar los inicios del período de transición, que son necesarios, para que desde el primer día de mi gestión pueda darle fortalezas y resultados a Quintana Roo.

 

-Hasta hace unos días militabas en tu partido, de toda la vida, el PRI. ¿Estarán arrepentidos en el tricolor por haberte dejado ir?

 

-Supongo que sí; yo tomé la decisión de salirme de ese partido, porque el PRI local era completamente contrario a su ideología, trabajando con corrupción, impunidad y autoritarismo. Un trabajo que yo considero deshonesto y que no iba en lo más mínimo relacionado con lo que yo quiero y siento. Además, sumemos las persecuciones, obstáculos y amenazas que recibí durante los últimos meses de ese mismo gobierno.

 

Hoy tengo el respaldo del PAN y del PRD (que me permitieron participar como candidato ciudadano, porque no pertenezco a ninguno de estos partidos) y logramos esta victoria. Ahora haré un gobierno ciudadano, cercano a la gente, con ideología de participación social.

 

-Cuando uno piensa en tu entidad, luego luego pensamos en las bellezas naturales y en la gran recepción de turismo de todo el planeta; pero hay gente muy “fregada”, viven una gran desigualdad. Qué oferta hay para ellos, que muchas veces no se ven cuando vamos para allá.

 

-Es verdad, hay una gran desigualdad en Quintana Roo. Una parte es la gran infraestructura hotelera de primer nivel, que genera una derrama económica muy importante; el paraíso cultural y natural, pero no se refleja en la zona centro y sur del estado. Hay mucha pobreza (la tercera parte de la población vive en situación precaria, y eso es increíble). Faltan oportunidades, diversificación económica, y eso es precisamente en lo que tenemos que poner nuestra atención.