NUEVA YORK. En vísperas de la cumbre sobre las drogas que arranca mañana en la ONU, víctimas del narcotráfico y de la llamada guerra contra las drogas reclamaron hoy a todo el mundo alejarse de los enfoques prohibicionistas y represivos y prestar más atención a la salud y los derechos humanos.

 

Decenas de familias víctimas de Centroamérica, México y Estados Unidos se concentraron frente a varios edificios federales en Nueva York y pidieron el fin de la guerra contra las drogas y los encarcelamientos masivos.

 

Los familiares forman parte de la “Caravana por la Paz, la Vida y la Justicia”, que viajó de Honduras hasta Nueva York con el objetivo de presionar en la sesión especial sobre drogas que celebra Naciones Unidas del 19 al 21 de abril.

 

Esas reivindicaciones, en línea con lo que defienden ya muchos países de Latinoamérica y algunos europeos, estarán en el centro de los debates que entre el martes y el jueves acogerá Naciones Unidas.

 

“Denunciamos los múltiples daños que causa la guerra contra las drogas”, señaló  Ted Lewis, coordinador una caravana que viajó desde Honduras hasta la ciudad de los rascacielos para llamar reclamar el fin de la guerra contra las drogas y los encarcelamientos masivos.

 

La caravana -que antes de llegar a Nueva York pasó por lugares como El Salvador, Guatemala, Texas y Washington- quiere servir de “altavoz de lo que ocurre en la sociedad de los países de Centroamérica”, explicó la portavoz Laura Carlsen.

 

Junto a estos activistas, confluyeron hoy ante Naciones Unidas familiares de víctimas llegados de distintos continentes para contar sus experiencias personales y reclamar reformas.

 

“Estamos aquí para contar nuestras historias directamente a nuestros líderes nacionales. Les pedimos que demuestren liderazgo y apoyen el fin de la guerra global que ha matado a nuestros seres queridos”, dijo la canadiense Donna May, que, tras el fallecimiento de su hijo por sobredosis, fundó una campaña que defiende cambios en las políticas de drogas.

 

Estos llamamientos están respaldados por organizaciones como la Comisión Global de Políticas sobre Drogas, una iniciativa presidida por el expresidente brasileño Fernando Henrique Cardoso y en la que participan numerosos exmandatarios, intelectuales y personalidades internacionales.

 

Pese a esas voces y a los cambios legales en muchos países, de la cumbre de la ONU saldrá un documento considerado de mínimos, en el que se reafirma la validez de las convenciones internacionales en las que se ha basado la llamada guerra contra las drogas.

 

Al mismo tiempo, el texto incluye lenguaje que reconoce el cambio de dirección, con más atención a las cuestiones de salud pública, de derechos humanos y, sobre todo, apuntando a la flexibilidad que permiten las convenciones.

 

La declaración, negociada el mes pasado en Viena y que será adoptada formalmente mañana al inicio de la cumbre, es el resultado de un consenso entre países con políticas y visiones extremadamente distintas.

 

Tanto, que mientras en lugares como Uruguay y algunos estados de Estados Unidos se ha avanzado hacia la legalización de la marihuana, en otros como Indonesia se aplica la pena de muerte en crímenes relacionados con las drogas.

 

Pese a todo, los países que defienden un nuevo enfoque contra las drogas consideran en general que la UNGASS servirá para avanzar en ese sentido, tal y como aseguró hoy la canciller colombiana, María Ángela Holguín.