Con sus casi 60 años de edad, Dionicio Loya Plancarte era uno de los pilares del cártel de Los Caballeros Templarios. Alejado de la actividad operativa, que recayó en buena parte en su sobrino Enrique, seguía al frente de las “relaciones públicas” de la organización criminal, y del contacto con políticos, autoridades y empresarios.

 

Era el “operador de la desinformación de Los Templarios”, definió un alto funcionario del gobierno a 24 HORAS.

 

El Tío, alias con el que se le conoce en los círculos criminales, nació en octubre de 1955 en el municipio de Buenavista Tomatlán, hoy uno de los principales bastiones de las autodefensas a las que declaró la guerra en un video.

 

De rostro redondo y frente amplia, tez morena, y voz rasposa, su carrera criminal comenzó a cobrar notoriedad dentro de células aliadas al Cártel del Golfo y a Los Zetas que operaban en Michoacán.

 

Pero su ascenso definitivo vino dentro de la Familia Michoacana, donde llegó a ser considerado el número 3 en jerarquía,  sólo por detrás de Nazario Moreno González, El Chayo, y de Jesús Méndez Vargas, El Chango.

 

Fue entonces cuando el gobierno federal decidió ubicarlo en la lista de los 24 principales capos del narcotráfico del país; por cada uno de ellos ofrece 30 millones de pesos de recompensa.

 

Estando en esa posición de poder Loya Plancarte impulsó, según las investigaciones, la mutación de La Familia en Los Caballeros Templarios, cambio que por idea suya fue “vendido” al exterior como una división de La Familia, aunque en realidad se trataba casi del mismo grupo.

 

Mientras Nazario Moreno se dedicó a construir la ideología de Los Templarios, El Tío afianzó al nuevo grupo y su red de vínculos con autoridades, situación que permitió a la organización mantener su hegemonía.

 

Su zona de influencia, que originalmente se limitó a Lázaro Cárdenas, Arteaga y Aquila, se extendió a Apatzingán y finalmente a Morelia, donde expandió su red de vínculos, al tiempo que controlaba la distribución local de estupefacientes.

 

“Es una persona con nivel de mando alto por sus actividades y vínculos familiares”, señaló un funcionario con conocimiento de las investigaciones.

 

De su detención, añadieron las fuentes consultadas, se espera obtener información significativa sobre el vínculo de funcionarios y ex funcionarios con el grupo delictivo.

 

Voz y rostro templario

 

A partir del 2009, según las indagatorias de la PGR apoyadas en declaraciones de integrantes del grupo delictivo detenidos, Loya Plancarte se asumió como el rostro y la voz de Los Templarios con el gobierno y los empresarios.

 

“Es el responsable de prensa y relaciones públicas para la organización, se presume que es el contacto con las autoridades de seguridad pública y procuración de justicia”, dice la ficha oficial de la PGR sobre el capo.

 

Datos de inteligencia lo identifican literalmente como el responsable de “la relación con personas involucradas en la política” y del manejo de la relación con periodistas en la región e inducir notas de prensa favorables a su organización delictiva. Manejaba además la difusión del grupo en redes sociales.

 

“Por supuesto que El Tío no presentaba a su organización como un cártel de las drogas, sino como una asociación de empresarios que buscaban el bien para el estado”, dijo una fuente ministerial.

 

Una grabación de una llamada telefónica realizada en el 2009 entre El Tío y Servando Gómez, La Tuta, otro de los líderes de los templarios, evidenció el grado de aproximación con el gobierno del Estado.

 

En dicha llamada El Tío cuestiona a La Tuta sobre por qué el gobernador de la entidad, entonces Leonel Godoy, asistió a una reunión de seguridad con autoridades federales y militares.

 

Loya también encabezó la ofensiva “mediática” de los templarios contra las autodefensas, a las que acusó de estar patrocinadas por el Cártel de Jalisco Nueva Generación.

 

En un video publicado en el portal de You Tube, en mayo del año pasado, El Tío retó públicamente a Hipólito Mora, líder de autodefensas de La Ruana, a un “duelo a muerte” con la supuesta finalidad de “arreglar sus diferencias” y frenar la violencia en la región.

 

Amplia familia y adicciones

 

Loya Plancarte, según datos de inteligencia, es padre de ocho hijos procreados con dos esposas distintas. Todos ellos nacieron en Apatzingán, municipio considerado como centro operativo de Los Templarios.

 

Tiene además varios sobrinos, entre los que destacan María Elena, pareja de Nazario Moreno. Otro de sus sobrinos, Enrique Plancarte, es uno de los principales líderes de Los Templarios.

 

Por datos de inteligencia, se tenían identificados dos domicilios suyos en el referido municipio, y dos más en Morelia. El gobierno también identificó dos vehículos y una camioneta de lujo.

 

La información que pudieron recabar las distintas autoridades sobre El Tío, evidencia que se trata de un hombre adicto a la cocaína, a las anfetaminas y al denominado “ice”. En varias ocasiones intentó infructuosamente rehabilitarse.

 

Además, según declaraciones de personas allegadas a él, consume “cotidianamente grandes cantidades de alcohol”.