Si bien las detenciones de los principales capos mexicanos, como la de Joaquín El Chapo Guzmán, quien se fugó el mes pasado del penal del Altiplano, generan titulares espectaculares en medios de México y el mundo, el resultado de estas acciones resulta una fragmentación de los cárteles y genera picos de violencia mayores en lugares como Chilapa, Guerrero, reporta el diario estadunidense The New York Times.

 

El reportaje As drug kingpins fall in Mexico, cartels fracture and violence surges (Mientras los capos de la droga caen en México, los cárteles se fracturan y la violencia resurge) firmado por el periodista William Neuman, en Chilapa, precisa que “durante años, los Estados Unidos han llevado a los países que luchan contra los poderosos cárteles de la droga, como México, a decapitar a estos grupos ya sea con la muerte o arresto de sus líderes.

 

“El pináculo de esa estrategia fue la captura del narcotraficante más poderoso de México, Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como El Chapo, quien escapó de manera espectacular el mes pasado de una prisión de máxima seguridad. Y mientras que las detenciones de los capos han dado lugar a llamativos titulares de prensa, el resultado ha sido una fragmentación de los cárteles”.

 

El diario neoyorquino señala que cada vez que el gobierno federal reduce un cártel, surgen varios grupos más, “como una hidra”, y a veces incluso más violentos.

 

El reporte da cuenta de la irrupción de un comando armado en Chilapa, que en mayo pasado secuestró al menos a 14 personas y de quienes hasta ahora no se tiene datos sobre su paradero.

 

“Durante casi una semana hombres encapuchados, armados hasta los dientes, leales a un grupo local del narcotráfico invadieron esta pequeña ciudad a lo largo de una ruta clave de contrabando”.

 

Señala que desde el 14 de mayo pasado, cuando terminó la ocupación armada, prácticamente no hay avance en las investigaciones sobre los desaparecidos, aún cuando la Policía Federal y la estatal mantiene los patrullajes en el lugar para mantener el orden y pese a que funcionarios prometieron esclarecer los hechos y encontrar a los pobladores desaparecidos.

 

El diario reúne testimonios sobre lo ocurrido. “Están peleando por la ruta de Chilapa”, dijo Virgilio Nava a The New York Times, padre de un joven de 21 años, quien es conductor de un camión del negocio familiar dedicado a la construcción, y quien no tenía vínculos aparentes con el crimen y fue capturado por el comando.

 

“Un grupo conocido como Los Rojos, controla la ciudad, dijeron los residentes y los funcionarios [de Chilapa]. Pero los pueblos rurales cercanos son controlados por Los Ardillos”, agregan pobladores que vieron a sus familiares ser secuestrados a manos de grupos que pelean el control de la plaza.

 

En esta entrega se reporta que en Chilapa es común encontrar cuerpos, a veces decapitados o con signos de tortura. Y destaca que a diferencia de los grandes cárteles de la droga y sin su alcance mundial, los pequeños grupos que solo controlan parte de la cadena de suministros recurren al secuestro, robo de autos, venta de protección y trata de personas, para elevar sus ingresos.