OAXACA. Sabor, calidad, frescura, autenticidad plena de ingredientes y técnicas partiendo de la base insustituible de una cocina tradicional, de familia. Cada día en Coronita es la puesta de escena de un festín ancestral en el que resuenan las campanas de Santo Domingo; el aire huele a pan recién horneado, a leña, a tlayuda en el comal; es chirriar de la manteca en el cazón; en el aire se entremezclan deliciosos aromas y la mesa es una algarabía de colores, de formas; de moles y pipianes: prodigalidad que sabe a campo, a humildad, a oficio.

 

El gran pintor oaxaqueño Rufino Tamayo lo consideraba como uno de los grandes lugares para disfrutar de la comida del estado; su familia, así como diversos testimonios bibliográficos da cuenta de ese gusto del artista por el lugar. Para el compositor, músico y director Eduardo Mata, baluarte invaluable de la cultura mexicana, Oaxaca poseía dos referentes culturales únicos: la Catedral de Santo Domingo y Coronita.

 

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