Estamos viendo un momento en donde las condiciones globales generan que los bancos centrales como la Fed, en Estados Unidos, pudiera estar replanteando posibles cambios en la velocidad para la normalización en sus tasas de interés.

 

Por un lado, existe un debate en la Fed sobre “si la debilidad de la inflación registrada en estos meses sería transitoria”. En ese sentido consideramos que la caída que experimentan los precios del petróleo a lo largo del año de 15.6% reducirá las presiones por el lado de los energéticos. Además, la base estadística registrada durante el segundo semestre de 2016 hará que los comparativos se moderen y, por ello, creemos que la inflación en ese país estará entre 1.5 y 2.0% hacia el cierre de 2017.

 

Existen dos eventos relevantes que deberá de seguir la Reserva Federal. Por un lado, el riesgo geopolítico, en donde cada vez se están cerrando los espacios de acciones diplomáticas con Corea del Norte, para detener su programa nuclear, y el segundo será el tipo de reforma fiscal que al final autorizará el Congreso. Saber cuánto y de qué manera será la reducción de las tasas de impuestos a personas físicas y morales, la tasa de repatriación de capitales, la autorización en el gasto de infraestructura que dependerá del avance de la derogación del Obamacare y de la desregulación bancaria en su caso.

 

De esta forma, consideramos que las condiciones en las que estará la economía americana llevarán a la Fed a ser más prudente. Con las minutas de la Fed conocidas el miércoles pasado, es muy probable que el siguiente movimiento de alza de 25 puntos se lleve hacia diciembre o, inclusive, hasta marzo de 2018 ante una discusión, además de los tiempos de anuncio y de inicio de un proceso de reducción en su balance.

 

El Banco Central Europeo, en contraparte, está viendo que el desarrollo de su economía camina muy bien. Es muy probable que apreciemos un crecimiento económico en el segundo trimestre del año en mejores condiciones, estimando entre 1.9 y 2.0% anual con una recuperación en el nivel de confianza que tomó vigor una vez que los resultados electorales a lo largo de este año han ido alineados a unificar a la UE y a la propia Zona Euro. Por ello, estaría reduciendo hacia el final del año sus compras de activos.

 

Por el lado del Banxico, la presión sobre la brecha inflacionaria llevó al banco a decidir aumentos constantes que han movido la tasa de referencia hasta niveles de 7.0%. Consideramos que en este tercer trimestre del año, la inflación al consumidor encontrará su punto más alto para empezar a mostrar una mayor estabilidad. A pesar de estar en estos momentos en los niveles de inflación más altos en nueve años, consideramos que podría terminar por debajo de 6.0% anual y en enero de 2018 tendrá un comparativo muy favorable, ya que el aumento en la gasolina y productos agropecuarios de 2017 lo llevará a iniciar con una baja “importante”.

 

Consideramos que el Banxico estaría frenando en 7.0% la tasa de interés, y la dejará por espacio de varios meses, e inclusive hacia 2018 no descartemos posibles movimientos graduales de baja.

 

aarl