La orden del jefe supremo de las fuerzas armadas, Enrique Peña Nieto, fue contundente: cambiar el formato de la parada militar de los 200 años de la independencia mexicana y el centenario de la creación del Ejército mexicano.

 

Los secretarios de la Defensa Nacional y Marina Armada de México, Salvador Cienfuegos Zepeda y Francisco Vidal Soberón, respectivamente, recibieron la orden presidencial tras el desalojo de los profesores disidentes de la Coordinadora Nacional de la Educación el pasado viernes.

 

Tras la liberación de la plancha del Zócalo capitalino mandos militares realizaron los ajustes correspondientes para que este lunes se izara la bandera monumental frente a los representantes de los tres poderes en el país.

 

Menos de 72 horas después del operativo de la Policía Federal en la Plaza Constitución, el Presidente Enrique Peña Nieto, Ricardo Anaya Cortés (presidente de la Cámara de Diputados), Raúl Cervantes (presidente del Senado de la República) y Juan Silva Meza (presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación) pudieron hacer los honores al pie del asta bandera ubicado en el corazón de la capital.

 

“El mensaje fue contundente” citó una fuente militar, en referencia a la toma que mantenían los profesores disidentes en la plaza pública más importante y ejemplar de nuestro país.

 

Ya en el balcón del Palacio Nacional, los representantes de los tres Poderes y la primera dama, Angélica Rivera, se resguardaban de la lluvia mientras veían desfilar a las fuerzas Armadas, Aérea y de Marina, sin embargo algunas gotas cayeron sobre Silva Meza quien por algunos minutos no alcanzó a cubrirse con la carpa.

 

Tras el pase de lista y la participación de los diversos contingentes tanto militares, aéreos, navales y policiales, los máximos representantes del país sostuvieron una comida al interior de Palacio Nacional.

 

A pesar de ser recinto presidencial, el patio de honor –lugar donde sostuvieron una convivencia por más de una hora los representantes políticos de nuestro país– estuvo fuertemente custodiado por efectivos del Estado Mayor General, la Procuraduría General de la República, apoyados con perros detectores de explosivos.