Pregunta ociosa de los observadores políticos objetivos e imparciales: ¿no habrá alguien en Los Pinos que le sugiera, recomiende, aconseje u ordene a Aurelio Nuño que se calle un ratito? Un ratito nada más, mientras el secretario de Gobernación dialoga con los representantes de la CNTE.

 

Qué necesidad del titular de la SEP de insistir todos los días en sus discursos, declaraciones, entrevistas, recitación de poemas… que a la reforma educativa no le van a quitar ni una coma, porque así como está permitirá una educación de calidad, mejores maestros, estudiantes más preparados, buena infraestructura, que educación es progreso, que se invertirán miles de millones de pesos en los planteles educativos de todo el país, que recorre el territorio nacional para ver cómo viven los niños y dialogar con los maestros y decirles que no se preocupen si reprueban la evaluación porque no los van a correr… y otras promesas, algunas medio falsas, cuestionan los susodichos observadores.

 

Por qué seguir “haciéndoles el caldo gordo” a los maestros disidentes declarando que es falso de toda falsedad que la reforma educativa privatice la educación, como pregonan aquéllos, desmintiendo que se esté considerando cobrar los libros de texto gratuitos y que es mentira que los padres de familia vayan a pagar la luz de las escuelas.

 

¿Acaso no se da cuenta Aurelio que quienes se oponen a la multicitada reforma y apoyan a los maestros disidentes difunden esas versiones para provocarlo, cuestionarlo, ridiculizarlo… y hasta pedir su renuncia? Bueno, hasta los niños de las escuelas que visita le gritan: “¡Ya cállese, señor secretario!”.

 

Que deje al titular de Gobernación seguir dialogando, negociando lo que se pueda negociar para “distender y resolver la problemática” a la que Nuño contribuyó con su soberbia desde que llegó al cargo, sugieren por su parte los observadores. Ahora que si alguien le pidió al secretario de la SEP que salga diario con su perorata sobre la multicitada reforma, pues que siga obedeciendo.

 

Agenda previa

 

Dicen en el PRI que algunos de los gobernadores que dejarán su cargo este año podrían incorporarse al equipo del presidente Peña Nieto, los que contribuyeron al triunfo en su entidad, claro, porque ni modo de traer a los Duarte, a Egidio Torre Cantú, a Carlos Lozano, Roberto Borge, Jorge Herrera Caldera, ¿verdad?

 

Entre los que se mencionan está Miguel Alonso Reyes, quien fue el gobernador priista con mejores resultados en las elecciones de este año. En Zacatecas, el PRI ganó la gubernatura con 37.31% de los votos, contra 27.22% de Morena y 17.97% del candidato del PAN-PRD. El tricolor consiguió la mayoría del Congreso local con 15 diputados y tendrá 16 con el diputado migrante, en un Congreso de 30 legisladores locales. De las 58 presidencias municipales ganó 30.

 

Alonso Reyes ha sido presidente municipal de Zacatecas (la capital), diputado local, secretario de Turismo y gobernador. Derrotó a los Monreal (David, el candidato de Morena) y a su hermano Ricardo, quien, según los malosos, fue el que “lo aceitó” durante su campaña; con ello se llevó entre las patas a  Andrés Manuel López Obrador, que quería tener en Zacatecas un bastión y aliados rumbo a 2018.