“Calderón es un hombre sin código. En su objetivo de derrotar al adversario político no caben racionalidad ni un mínimo de juego limpio. El ‘haiga sido como haiga sido’ en estado puro. De hecho, existe ya un conflicto en marcha, cada vez menos oculto rumbo a la sucesión presidencial. La irrupción electoral de Calderón es un signo ominoso”, así describe el periodista Julio Scherer la actuación del presidente Felipe Calderón en este año electoral en marcha.

 

En su libro Calderón de cuerpo entero, Scherer dibuja la personalidad del presidente a partir de los testimonios y las revelaciones de panistas y ex colaboradores de la Presidencia que tienen un denominador común: todos fueron relegados, marginados o salieron de Los Pinos en medio de conflictos y hoy son entrevistados por el fundador de Proceso para tratar de describir la compleja forma de ser del inquilino de Los Pinos.

 

A partir de los dichos de Manuel Espino, ex presidente del PAN expulsado de ese partido tras sus diferencias con Calderón, y de versiones de Alfonso Durazo Montaño, ex secretario particular de Vicente Fox y hoy promotor de la campaña de Andrés Manuel López Obrador, Scherer García intenta armar un rompecabezas que describa la génesis del actual presidente.

 

Con Manuel Espino, Scherer aborda el tema de la bebida y el presidente. Antes describe problemas de salud o físicos de otros presidentes como “López Mateos y su aneurisma”, “Echeverría extraviado por su megalomanía”, “López Portillo y su condición de atleta que trataba su cuerpo como asunto de gobierno”, Carlos Salinas “lo perseguirá por siempre el asesinato de Luis Donaldo Colosio”, Ernesto Zedillo y “su indiferencia por México”, y finalmente Vicente Fox, “corrupto e impune carga con el peso, en toneladas del Chapo Guzmán”.

 

Espino le cuenta a Julio Scherer dos anecdótas donde, según él, se exhibió un problema con la forma de tomar de Calderón. Una reunión con la maestra Elba Esther Gordillo en mayo de 2006, en plena campaña. Dice haber llegado él a la reunión con 200 personas donde Gordillo esperaba la presencia del candidato Calderón. “Las presentaciones tomaron como media hora y no llegaban ni el candidato ni Josefina. Le hable a Juan Camilo Mouriño y le pregunté qué pasaba”.

 

–El candidato está indispuesto –argumentó, me dio a entender que estaba en un plan alegre, tomando bebidas espirituosas–: no está en condiciones de ir –dijo Mouriño.

 

La otra anécdota que narra Espino en el libro se refiere a un encuentro entre él y Calderón en el restaurante Barraca Orraca de Insurgentes y Eje 5 para aclarar malos entendidos. Asegura que en ese encuentro, siendo Calderón coordinador panista en San Lázaro, “discutíamos otros temas y yo no sé a qué hora o cuánto tiempo después de nuestra última discrepancia, llegó Margarita Zavala. Yo le había dicho a Felipe que nos fuéramos, pero él quería seguir bebiendo. Dijo Margarita:

 

–Felipe, te he estado buscando. No te reportas, tu chofer me dice que no me puede decir dónde estás. Los forcé a que me diera tu paradero y por eso estoy aquí. Ya habíamos quedado que no ibas a tomar.

 

De su charla con Durazo, Scherer extrae la anécdota de una ocasión en la que Vicente Fox, al terminar una reunión en Los Pinos con Felipe Calderón, siendo este secretario de su gabinete, le comentó a su particular: “Es un tipo muy pesado”. Luego el mismo Durazo comenta: “No es casual que los propios diputados que coordinó Felipe en la Cámara Baja le hayan apodado El Erizo”.

 

“La política del presidente Calderón lo ha llevado por caminos peligrosos. Ante la historia es ya un hombre en entredicho”, apunta Scherer en un juicio ya de su pluma con el que concluye este breve libro que recién sale a la circulación.

 

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