​Algunos analistas políticos bisoños festejan que los Calderón -Felipe y Margarita- hayan regresado, no la partida secreta que se llevaron, diría Luis Téllez, sino a México para tratar de resucitar al PAN y construir el futuro político de la señora Zavala, quien, según sus paleros, tiene posibilidades de ser candidata a la presidencia en 2018.

 

Calderón9

 

Ingenuo, como siempre ha sido, Felipe Calderón cree que su mujer puede ser una carta fuerte para recuperar las llaves de Los Pinos en 2018. Sin embargo, parece que es el único que se ha ocupado y preocupado desde hace varios años de ese asunto.  Se hicieron evidentes la ocupación y la preocupación de Calderón sobre la candidatura presidencial de su señora para 2018 -recuerdan los observadores políticos objetivos, imparciales, enhiestos y erectos-, cuando fue entrevistado el miércoles 28 de marzo de 2012, todavía como presidente en funciones, en el programa Tercer Grado del Canal 2 de Televisa y un reportero le preguntó: “¿Se imagina usted dentro de seis años y medio convertido en caballero consorte de la presidenta Margarita?”

 

 
La respuesta no dejó espacio para la duda: “No es que me imagine, pero no lo descarto, y lo que sí es que yo trataría de ayudarla como me ha ayudado ella. Honestamente, yo sí creo que Margarita debe seguir una carrera política”.

 

 
Después de la estrepitosa derrota del PAN en 2012 y de la lucha por el botín de oro -perdón, el Mundial de Futbol ya se acabó-, bueno por el botín del PAN, algunos analistas advirtieron: Si el desmadre en el PAN continúa, si no surgen pronto figuras relevantes, si las cofradías blanquiazules no encuentran mucha tela de dónde cortar, entonces tendrían que ir pensando en lo mismo que pensó Felipe Calderón: en que una opción para 2018 podría ser Margarita Esther Zavala Gómez del Campo. No obstante, sugerían reflexionar sobre algunos “peros” que tendría Margarita en su hipotético camino hacia la candidatura presidencial panista:

 
En primer término, tendría en contra el mal gobierno que encabezó su esposo, a quien cada día que pasa le encuentran más trapitos para sacarle al sol en términos de ineficiencias, omisiones, costosas equivocaciones y corruptelas de funcionarios de primer nivel que formaron parte de la administración calderonista.

 
Por otra parte, la señora Zavala tendría en contra el nefasto antecedente dejado por la señora Vázquez, quien en una aciaga jugada del destino tuvo en sus manos la primera candidatura presidencial femenina del PAN, no supo qué hacer con ella y la hizo trizas, de modo que cualquier aspirante a una candidatura igual podría decirle ahora: “imposible la habéis dejado para vos y para mí”.

 
Por último, y dicho sea con todo respeto para Margarita Zavala -a quien se le reconoce un comportamiento moderado, sumiso dirían los misóginos, y discreto mientras su marido ejerció el Poder Ejecutivo federal-, no hay en su débil currículum profesional y en su lánguida trayectoria política suficientes elementos que permitan suponer la posibilidad de que su candidatura presidencial pudiera ser fuerte, consistente, promisoria y atractiva para el electorado (aunque después de la candidatura que lanzaron los panistas en 2012, cualquiera sería mejor).

 

 

Veamos en síntesis el perfil personal y profesional de la señora Zavala:

 
Nació en la ciudad de México el 25 de julio de 1967, en una familia de políticos panistas formada por sus padres Diego Zavala Pérez y Mercedes Gómez del Campo Martínez. Fue la quinta de siete hermanos: Diego, Mercedes, Pablo, Juan Ignacio, Rafael y Mónica.
Su madre, abogada por la Escuela Libre de Derecho, fue consejera nacional del PAN entre 1962 y 1968, cuando el jefe nacional era Adolfo Christlieb Ibarrola. Su padre fue diputado federal en la LV Legislatura 1991-1994, donde coincidió con Felipe Calderón cuando ambos legislaban en San Lázaro.

 
Margarita, también abogada por la Escuela Libre de Derecho, fue profesora en la Universidad Iberoamericana en el lapso 1991-1992.

 
Se casó con Felipe Calderón en 1993 y es madre de tres hijos: María, Luis Felipe y Juan Pablo.

 
Ingresó al PAN en 1984, a los 17 años. Fue diputada local en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (1994-1997) y diputada federal (2003-2006) en la LIX Legislatura del Congreso de la Unión. Ambas diputaciones fueron plurinominales. Se separó de la diputación federal el 1 de abril de 2006, antes de terminar su periodo, durante la campaña presidencial de Calderón.
En el PAN se desempeñó como directora jurídica del Comité Ejecutivo Nacional y como secretaria nacional de Promoción Política de la Mujer, de 1999 a 2003. Es consejera nacional del partido desde 1991.

 
Como puede apreciarse, el currículum de Margarita parece insuficiente para justificar una candidatura presidencial en 2018 aunque, por el momento, le basta y le sobra para ser diputada federal en el periodo 2015-2018. Y a propósito, ojalá prefiera ser diputada electa y no busque acceder a la curul mediante la comodidad plurinominal, porque le convendría medirse en las urnas para tentarle el agua a los tamales y saber de qué color pinta el verde… bueno, de qué color pinta el azul.

 
Si llegara a formar parte de la próxima legislatura federal y su figura creciera en San Lázaro, entonces los panistas podrían pensar en Margarita Zavala como abanderada presidencial para enfrentar a políticos de la talla del morenista Andrés Manuel López Obrador; de un priista que todavía es candidato in pectore del presidente Enrique Peña Nieto, además de los candidatos que tengan a bien postular las izquierdas del PRD, PT y Movimiento Ciudadano.

 
Una breve reflexión de los susodichos observadores, a propósito del tema de la esposa del expresidente Calderón:​
Si el PAN decide regalarle una curul en la próxima Cámara de Diputados a Margarita Zavala Gómez del Campo (regalarle, porque seguramente será una curul plurinominal), y al mismo tiempo hace un obsequio similar a doña Josefina Vázquez Mota, seremos espectadores de un espectáculo picante y divertido.

 
En el caso de que ambas damitas coincidan en San Lázaro, habrá que ver las maromas que tendrá que dar el presidente del partido, Gustavo Madero, para impedir que las futuras diputadas federales se agarren del chongo en plena tribuna.  Aunque las dos son formalmente panistas, Pina es anticalderonista furibunda, y Márgara es -por lo menos hasta que se demuestre lo contrario- calderonista de hueso colorado.

 
Y otra cosa: si ellas deciden utilizar la diputación como plataforma de lanzamiento para obtener la candidatura presidencial panista en 2018, ¡entonces sí arderá Troya!

 

 

¿Estará preparado el PAN para aguantar una bronca interna de tales dimensiones, que sería -sin ánimo de exagerar- una cuasi guerra civil de cofradías?

 

One reply on “Calderón, ingenuo o…”

Comments are closed.