Si existía alguna duda de que Felipe Calderón, el Presidente de todos los mexicanos, está en plena campaña electoral a favor de su partido, el PAN, los consejeros de Banamex, se encargaron de disiparla. ¿Por qué?.

 

Porque en un encuentro con directivos de todo el país, el presidente les informó que, según las encuestas que sobre el proceso electoral federal realiza la casa presidencial, la candidata Josefina Vázquez Mota, se encuentra a sólo cuatro puntos porcentuales del puntero, el señor Enrique Peña Nieto.

 

Resuelta curioso que, mientras que la veda electoral obliga a callar a todos los aspirantes presidenciales, el presidente Calderón haga campaña a favor de su elegida, la señora Vázquez Mota, como si se tratara de su principal jefe de campaña, promotor y estratega mediático. En pocas palabras, resulta que en los tiempos de la veda, el jefe de las instituciones, se encarga de hacer campaña presidencial, por la señora candidata del PAN.

 

 

EL JEFE DE CAMPAÑA

De esa manera, y a partir de los números que arrojan las encuestas levantadas por la casa presidencial −que ahora está obligado a hacer público el presidente−, Felipe Calderón aventuró ante los banqueros que la contienda real será sólo entre dos; la señora Josefina Vázquez Mota y el señor Enrique Peña Nieto; es decir, entre el PAN y el PRI.

 

Y es probable que los números que reveló “en corto” el presidente −respecto a la tendencia de los aspirantes presidenciales−, estén lejos de la realidad, sobre todo si se toman en cuenta algunas de las más recientes encuestas públicas, en especial la que dio a conocer El Universal el pasado lunes. Lo que habría confirmado que Calderón, igual que López Obrador, quiere acomodar los números a la conveniencia de su partido.

 

Sin embargo, y más allá de que tenga o no razón el presidente y de que sus encuestas sean acertadas o no, lo cierto es que Felipe Calderón no tiene nada que decir respecto a una elección de la que debiera ser ajeno. ¿Por qué?. Porque le guste o no al Presidente de los mexicanos, él no tiene nada que decir de la tendencia electoral de los candidatos, sea en reuniones públicas, sea en encuentros privados.

 

¿Por qué el presidente Calderón no tiene que meterse, para nada, al proceso electoral federal en el que será electo su sucesor?

 

Porque Calderón tiene una responsabilidad bien clara, en tanto jefe del Estado y jefe del gobierno. Es el mandatario mexicano, encargado de la titularidad del Poder Ejecutivo. Y por eso, tiene bajo su responsabilidad el mandato de los ciudadanos que, en general, somos los mandantes. ¿Y que quiere decir eso?

 

Que en tanto Presidente, Felipe Calderón se debe sí y sólo sí, a los ciudadanos que son sus jefes; se debe a los mandantes, que son quienes con su voto lo llevaron al cargo que ostenta. Y en tanto mandatario −o empleado de los mandantes−, Calderón no tiene que meter la mano, la nariz o la “patita” al proceso electoral federal.

 

 

LA FEPADE, ¿CONTRA EL PRESIDENTE?

Pero el asunto va mucho más allá. Resulta que si un partido político como el PRI, el PRD o cualquiera otro, y un candidato presidencial como Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador o cualquiera otro, deciden corroborar que la casa presidencial de Los Pinos gasta dinero a favor de tal o cual candidato presidencial −en este caso, manda a hacer encuestas para saber cuál es el nivel de aceptación de la candidata presidencial del PAN−, entonces la casa presidencial estará en falta.

 

Más aún, si se comprueba que desde Los Pinos se gasta un solo peso a favor de un o una candidata presidencial, el Presidente está cometiendo un delito que deberá ser sancionado por la FEPADE. Y por eso la gran pregunta: ¿De verdad, la señora Imelda Calvillo, fiscale especial para Delitos Electorales, se aventará el tiro de sancionar a su jefe y mecenas, el presidente Calderón?

 

Está claro que no. Y no va a pasar mucho tiempo para que los ciudadanos podamos comprobar que la destitución del anterior titular de la FEPADE, y que la designación de la señora Calvillo, fue una maniobra que servirá de tapadera para que el partido en el poder, el PAN, haga todo aquello que denunció en los gobiernos del PRI, y que alegremente reproduce cuando el PAN es gobierno.

 

 

HISTORIA VIEJA

Pero lo cierto es que no era necesario que Felipe Calderón se dedicara a “planchar” la candidatura de Josefina Vázquez Mota, ante los grupos de banqueros. Para que todos se enteraran que es un Presidente en campaña. Lo cierto es que Calderón lleva semanas instalado en el cargo del jefe de la campaña presidencial del PAN.

 

Primero, hizo campaña por el partido azul, cuando la militancia azul no había elegido siquiera a su candidato presidencial. Aún así, Calderón recorría el país, prometiendo, inaugurando, poniendo en marcha programas sociales de beneficio para millones de personas. Luego, cuando el PAN ya tenía candidato, Calderón seguía, ahora repartiendo dinero, anunciando becas para los jóvenes, atendiendo personalmente a los damnificados por la sequía en gran parte del norte del país.

 

¿Y que ha dicho de todo eso la Fiscalía Especial para la Atención de los Delitos Electorales? Nada.

 

Pero tampoco se ha dicho nada de la grosera guerra sucia que el gobierno de Calderón ha lanzado contra el PRI, en general, y en particular contra todo lo que representa el candidato presidencial tricolor, el señor Enrique Peña Nieto.

 

Lo cierto es que si se confirma que la señora Vázquez Mota está a cuatro puntos de Peña Nieto, también se confirmará el éxito de la campaña presidencial lanzada desde Los Pinos. ¿O no? ¿Cara o cruz?

 

 

¿SE ACUERDAN?

Hace 6 años, el entonces gobernador de Puebla, Mario Marín, se convertía en “el apestado” de la política nacional.

 

¿Por qué? Por el sonado escándalo de abuso, impunidad y tráfico de influencias que se desató luego de la publicación de una conversación entre Marín y Kamel Nacif, el Rey de la mezclilla.

 

En ese entonces, la Iglesia católica exigió que se investigara al priísta, los diputados del PRD lo demandaron ante la PGR y el Congreso solicitó a la Suprema Corte que atrajera el caso.

 

De hecho, hasta los candidatos presidenciales se pronunciaron al respecto.

 

Felipe Calderón firmó una solicitud de juicio político en contra de Marín. Seguramente no imaginó que 6 años después, él sería el demandado ante la Corte Penal Internacional.

 

Andrés Manuel López Obrador aseguró que “el priismo es una enfermedad que se cura con el tiempo”.

 

Y finalmente, Roberto Madrazo dio la espalda a su compañero de partido al sumarse a las voces que demandaban una investigación.

 

¿Qué diría Madrazo ahora que Enrique Peña Nieto no sólo apoya sino que −como ocurrió en Tamaulipas−, incluso ha posado para la foto con otros priistas caídos en desgracia?