Con 20 demandas en su haber, el constructor Santiago Calatrava enfrenta nuevo pleito judicial debido a las goteras que caen dentro de la “espectacular” bodega vinícola Ysios, en Cantabria.

 

Sobreprecios, trabajo inacabado, fallas técnicas, baja funcionalidad y líos de juzgado persiguen la obra global de este arquitecto.

 

Al arquitecto español Santiago Calatrava le salen bien las cuentas de su bufete, con sede en Suiza, así como las maquetas de grandes puentes y edificios que dan la idea de ser alas y picos de aves o esqueletos de mastodontes, huachinangos, animales imaginarios y otras formas orgánicas.

 

Una arquitectura “preciosista”, “extravagante” o “estilo Disneylandia”, según califican algunos de sus críticos.

 

Pero la evidencia pública deja ver que el innegable éxito de este arquitecto no corresponde a las fallas estructurales y de funcionalidad que han venido mostrando la mayor parte de sus obras –las efectivamente acabadas–, muchas de las cuales se han terminado por debatir, ya no en foros académicos, sino en los tribunales.

 

La más reciente demanda contra Calatrava —por la módica cantidad de dos millones de euros— le ha caído desde la Rioja Alavesa, en el País Vasco, una vez que la humedad y las goteras que desde hace una década sufría el espectacular inmueble de la Bodega Ysios, enclavado en las faldas de la Sierra de Cantabria, derramó la copa de su propietaria, la Casa Domecq.

 

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Dicha demanda, presentada este 15 de abril por la firma vitivinícola ante juzgados españoles, confirma la percepción de que la obra de Calatrava, si bien resulta visualmente atractiva, suele resultar mal hecha y muy costosa.

 

Desde su apertura en 2002, la Bodega Ysios ha sufrido de grandes goteras —en una zona geográfica donde la precipitación pluvial es alta— y el techo de aluminio ha tenido que parcharse en varias ocasiones, sin éxito, dijo la empresa a los medios españoles.

 

El gran problema es que “el tejado es bastante endeble y se mueve con el viento”, provocando el ingreso de la lluvia, añadió Domecq, tras ordenar un peritaje que le confirmó que la única manera de corregir la falla sería rehaciendo toda la cobertura.

 

“No nos ha quedado más remedio que llevar el asunto por la vía judicial, porque cada uno de los agentes que participaron en el diseño y construcción del edificio eludía sus responsabilidades”, puntualizó la demandante.

 

UNA TRAS OTRA

 

Arquitecto de polémicas, Calatrava suma ya a su carrera una veintena de demandas por fallas técnicas, baja funcionalidad o sobrecostos; especialmente en España, Italia y Francia. Asimismo, reclamos en Estados Unidos, donde se le acusa de construir “la estación del Metro más cara del mundo” en la zona del WTC de Nueva York, con costes disparados por tres mil 700 millones de dólares; todo bajo una severa acusación del diario The New York Times:

 

“Un ser borracho de ego, un ingeniero que busca más la huella personal que el beneficio ciudadano, incapaz de superar el fatal error de su proyecto: la incongruencia entre la extravagancia arquitectónica y el limitado propósito al que sirve.”

 

Torres “fantasma” y edificios a escala “no realizados, pero sí cobrados” en el país hispano, “gracias a sus aliados en los gobiernos del (derechista) Partido Popular”, son acusaciones comunes contra Calatrava en diarios y medios electrónicos, además del recuento de sus “pifias”, que se acumulan y repiten de modo sorprendente, junto a sus diseños.

 

La etiqueta #calatravatelaclava cundió hace poco por la red social, auspiciada por activistas de Esquerra Unida, pero también de modo espontáneo por usuarios de la muy poco variada aunque profusa obra de un artista-empresario que el año anterior, en plena crisis española, trasladó su despacho y fortuna a Suiza, por al menos 32 millones de euros.

 

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Calatrava, con “idea artística”

 

Constructor especializado en grandes estructuras, Santiago Calatrava ha recibido reconocimientos de la Fundación Príncipe de Asturias, que lo ha nombrado doctor honoris causa en 20 ocasiones y le ha otorgado su Premio de Artes 1999.

 

Nacido en Benimámet, Valencia, en 1951, Calatrava siempre gustó del dibujo. De niño, iba a todas partes con sus lápices de color y estudiaba Bellas Artes. Al final, cursó las carreras de Arquitectura en Valencia e Ingeniería en Zúrich, donde años adelante, ya convertido en una estrella, optaría por vivir.

 

Con todo, la crítica lo ha golpeado reiteradamente, por cuatro razones básicas: sus altos presupuestos, que suelen subir exponencialmente una vez iniciada la obra en cuestión, que además se prolonga por meses y años. Los altos costes de mantenimiento, por lo general no previamente considerados; las fallas estructurales y, sobre todo, de funcionalidad.

 

“Son obras bonitas, pero que no sirven”, dicen sus detractores, entre los que está el crítico e historiador de arquitectura inglés William J. R. Curtis:

 

“(Calatrava) es cultura del espectáculo, un gran show, una apuesta de marketing. Plasma ideas improvisadas sobre la marcha. No hay lectura del hecho arquitectónico y de la funcionalidad. Es un Disney arquitectónico; un icono publicitario. Una idea puramente formalista.

 

Impone una forma sin resolver su funcionamiento. Provoca ruido visual. No es necesariamente un arquitecto, sino un ingeniero con una idea artística”, sentencia el especialista.

 

 

Bodeja Ysios

Enclavado en las faldas de la Sierra de Cantabria, propiedad de la Casa Domecq.

 

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 FOTO: ESPECIAL.

 

“Agujero negro”

Entre otras obras inacabadas de Calatrava —en este caso no por su responsabilidad— se encuentra el “agujero” que se mantiene en Chicago, Illinois, para el edificio “más alto del mundo”, con 610 metros de altura y que tal vez no llegará a erigirse, el Chicago Spire, especie de tornillo por cuyo puro diseño —la estructua no quedaría bajo su responsabilidad— el arquitecto habría cobrado un millón de dólares.

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FOTO: ESPECIAL.

Puente (casi) veneciano

Cargado de polémica estética por “no pegar en el entorno” veneciano, defendido por gobernantes italianos que terminarían por pagar a Calatrava ya no los 2,5 millones de euros presupuestados, sino 12,5 millones, derivado de cinco años de retraso, se erigió este vistoso puente, sobre el cual ha existido la creencia popular de que “un mal día puede caerse”, debido a alguna falla estructural, a “patologías crónicas” consecuencia de un diseño defectuoso o bien al peso excesivo.

 

No en balde, en temporada de afluencia turística el paso peatonal se dosifica, precautoriamente. Fue inaugurado sin festejos, en medio de las críticas por su alto costo, mismas que derivaron en una demanda de La Fiscalía de Venecia contra Calatrava, reclamando 3,4 millones de euros por concepto de “daños y perjuicios” a las arcas públicas.

 

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FOTO: ESPECIAL.

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