Doce líderes criminales, algunos de ellos conocidos y otros que han preferido mantenerse prácticamente en el anonimato, son el objetivo de las fuerzas federales desplegadas en Tamaulipas.

 

Estas personas, según las fuentes consultadas por 24 HORAS, conforman la columna vertebral y liderazgo de Los Zetas y el Cártel del Golfo (CDG), grupos a los que se responsabiliza de la violencia en el estado que en las últimas dos semanas ha dejado más de 40 muertos.

 

Por algunos de ellos hay recompensas vigentes y órdenes de aprehensión. Otros cuentan con órdenes de localización, pues las investigaciones continúan, pero se les considera de extrema peligrosidad.

 

El “pez gordo” es Omar Treviño Morales, alias El Z-42 o El L-42, considerado líder de Los Zetas y por quien se ofrecen 30 millones de pesos por su captura. Es hermano de Miguel Treviño Morales, El Z-40, detenido el año pasado.

 

Omar Treviño, según la Procuraduría General de la República (PGR), coordina las actividades de trasiego de droga a través de la frontera de Tamaulipas con Estados Unidos, donde es buscado por un proceso radicado en la corte del Distrito de Columbia.

 

Otros dos objetivos claves dentro de Los Zetas, y que cuentan con recompensas de 10 millones de pesos por su captura, son Sergio Basurto Peña, alias El Grande, identificado por la PGR como el responsable del manejo de toda la distribución al menudeo de drogas en Nuevo Laredo.

 

El otro es Maxiley Barahona Nadales, quien es señalado por la Procuraduría como un individuo “extremadamente peligroso”. Responsable de coordinar el trasiego de drogas por la costa del Golfo, pero también de coordinar diversos ataques contra fuerzas federales.

 

Se sospecha que de encontrarse en el estado, estos tres delincuentes se encontrarían refugiados en Nuevo Laredo, bastión operativo de Los Zetas y donde han logrado, según datos de inteligencia, mantener a raya al CDG.

 

Los hombres del Golfo

 

Nueve integrantes del Cártel del Golfo son rastreados como objetivos prioritarios debido al dominio violento que han establecido en distintas regiones de Tamaulipas para sostener sus operaciones delictivas.

 

Según los datos reunidos a través de trabajos de campo e inteligencia, varios de ellos se han colocado en los últimos años en posiciones relativamente menores, aprovechando la fragmentación del cártel tras la caída de sus máximos líderes, y otros llevan ya varios años operando.

 

Entre estos se encuentran identificados como líderes de plaza Juan Carlos de la Cruz Moctezuma, alias El Chuma, quien controla las operaciones en el municipio de Miguel Alemán; José Ismael Mendoza Falcón, alias Polimenso, quien domina la llamada Frontera Chica; y Eduardo Ismael Flores Borrego, alias El Negro, a cargo de Valle Hermoso.

 

También son jefes de plaza del CDG José Antonio Romo López, alias La Hamburguesa, en Ciudad Mier; Carlos González Escobar, alias Carlitos Whiskies, en Nuevo Progreso; y Juan Manuel Rodríguez García, alias Juan Perros, en Río Bravo.

 

A estos se suman dos individuos más, identificados sólo por sus alias, pero considerados muy peligrosos no sólo por su poder territorial sino porque están a cargo de células de sicarios. Se trata de El Orejón o Ciclón 7, quien domina la zona de Matamoros; y El Comandante Paquito, líder en Reynosa.

 

La lista la completa Juan Francisco Saenz Tamez, alias El Metro 103, considerado uno de los principales jefes de sicarios y perteneciente a la facción denominada como Los Metros, dentro del CDG.

 

Refuerzos

 

El viernes pasado el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, adelantó que el gobierno federal prepara una “estrategia de mayor alcance” que la ya implementada en Tamaulipas, para contrarrestar la ola de violencia en la entidad.

 

Según fuentes consultadas, el plan contempla para antes de que concluya el mes el arribo de un mayor número de agentes de investigación e inteligencia tanto de Policía Federal como de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR.

 

Además, se prevé iniciar la rotación de los más de tres mil elementos del Ejército que realizan funciones de policía militar en la entidad, y un mayor despliegue de efectivos de fuerzas especiales para operaciones de alto impacto.