El portero chileno detuvo tres penales a Portugal y el conjunto andino llegó a su primera final de un torneo absoluto de la FIFA. Antes de que el encuetro se fuera a la definición desde los 11 pasos, el campeón de América dejó dos balones en los postes de Rui Patricio.

 

El futbol premió al más valiente, ya que Chile atacó más y dispuso de las mejores ocasiones de gol y disputará el próximo domingo en San Petersburgo la final del torneo ante el ganador de la segunda semifinal entre Alemania y México.

 

Fue un partido trabado en el que Chile quiso el balón, pero le faltaron fuerzas para desarbolar a la defensa rival, y a Portugal le sobró oficio, pero careció de ambición, en lo que pareció una repetición de la Eurocopa, aunque ésta vez le salió cruz.

 

Cristiano, que no dejó de quejarse al árbitro durante todo el partido, no salió en su día, aunque lo intentó de cabeza, a balón parado y al contraataque, pero según avanzaba el partido pareció acusar el cansancio.

 

Como era de esperar, el técnico de La Roja, Juan Antonio Pizzi, dejó en el banquillo a Fuenzalida e introdujo a Pablo Hernández como guardaespaldas del cerebro del equipo, Marcelo Díaz, ambos futbolistas del Celta.

 

 

Mientras, el portugués Fernando Santos recuperó a Bernardo Silva, puso a Bruno Alves en el lugar del sancionado Pepe, y volvió a optar por colocar al milanista André Silva como jugador más adelantado por delante de Cristiano Ronaldo.

 

 

Salió mejor Portugal. Primero probó André Silva desde fuera del área tras una recuperación de Carvalho y después Cristiano avisó de cabeza a Bravo.

 

aarl