El presidente del Banco Central de Brasil, Ilan Goldfajn, admitió hoy que su país está viviendo la recesión más severa de su historia, aunque dijo que los indicadores muestran el inicio de la recuperación.
 
Goldfajn, que se encuentra en Estados Unidos para participar en la reunión anual del Fondo Monetario Internacional (FMI), dijo que varios factores como la crisis política y el desajuste de las cuentas públicas desembocaron en una falta de confianza internacional en el país.
 
“Hubo un choque de oferta, y los efectos de la desaceleración global fueron ampliados por la adopción de políticas internas equivocadas. La economía brasileña sufrió una crisis de confianza generada por problemas fiscales”, dijo, en referencia a las políticas de la ex presidenta Dilma Rousseff de expandir el gasto público a pesar del creciente déficit.
 
El presidente de la institución monetaria dijo que el Producto Interior Bruto (PIB) se contrajo en torno al 7 por ciento, mientras el desempleo –que rozaba el 6 por ciento en 2013- afecta hoy al 12 por ciento de la población activa.
 
“Eventos políticos y no económicos agravaron la falta de confianza. Pero recientemente la incertidumbre político disminuyó y el nuevo Gobierno está avanzando en una agenda política económica amplia”, agregó.
 
Así, el Ejecutivo de Michel Temer se prepara para aprobar reformas que limiten el gasto público por medio de techos vinculados a la inflación, así como privatizaciones y una reestructuración del sistema de pensiones.
 
Otro de los objetivos es un control de la inflación que permita bajar los tipos de interés bancarios, que en Brasil son superiores al 14 por ciento, uno de los mayores índices de las economías emergentes.
otm