La historia de Joel y Clementine, en la película Eternal Sunshine of Spotless Mind (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos), parece ya no solo ser un argumento del séptimo arte, sino ir en camino a una realidad.

 

La película de Michael Gondry narra la historia de Joel es un hombre solitario e inadaptado, que sin aparente razón decide cambiar su aburrida rutina para viajar en tren a Montauk, donde conoce a Clementine, una mujer con cabello azul de la que sin darse cuenta se comienza a enamorar.  Sin embargo, no tardan en descubrir que ambos se conocieron antes y tuvieron un noviazgo largo, que al terminar los llevó a borrar cualquier recuerdo que tuvieran del otro por medio de procedimientos muy complejos en una clínica especializada.

 

Gondry juega con la idea de una sociedad donde se pueden borrar los recuerdos que nos parezcan innecesarios a través de la neurociencia.

 

Sin embargo, ahora en el 2014,  Roberto Malinow, neurocientífico de la Universidad de California, San Diego, cree que esta posibilidad de borrar los recuerdos dolorosos, deprimentes e incluso felices en humanos, no es tan descabellada.

 

Desde que terminó sus estudios en la Universidad de Nueva York, Malinow ha estado fascinado por la sinapsis, ese pequeño espacio entre las células nerviosas que controlan su comunicación y que lo llevó a experimentar con ratas la modificación del proceso neuronal y así debilitar o crear recuerdos.

 

La memoria está formada por un proceso de modificación sináptica, en el que estas conexiones se potencializan o debilitan según sea el caso, es decir, hay recuerdos fuertes como el lugar donde nacimos o las cosas que acabamos de aprender y en contraste hay que casi no tenemos presentes, como el nombre de alguna canción que escuchamos una vez.

 

Condicionamiento pavloviano

 

La base de los experimentos de Malinow son los realizados por Ivan Pavlov y que explicó una forma de aprendizaje que hoy conocemos como conocimiento clásico o plavoviano.

 

Los estudios de Pavlov se centraron en perros, a los que momentos antes de darles comida les presentaba un sonido pecualiar, que con el tiempo, los animales supieron reconocer como un adelanto de que recibirían alimento.

 

Así cuando los animales escuchaban el mismo sonido, presentaron ansiedad y salivación como respuesta, aunque ya no recibieran la comida.

 

El siguiente nivel

 

Los experimentos de Malinow fueron a un nivel más avanzado gracias a la tecnología cada vez más sofisticada creada poor neurólogos y neurofisiólogos para modificar las conexiones sinàpticas y así poder borrar  o reactivar recuerdos en ratas.

 

A través de un procedimiento quirúrgico insertó una fibra óptica en el cerebro, manteniéndola en su lugar con tornillos y lo conecta al cráneo con cemento dental y así porder ser capaz de estimular los marcadores con una luz; además implantó una proteína en las células nerviosas que les harán sensible a la luz.

 

Una vez realizado este método invasivo, su equipo utilizó el condicionamiento pavloviano para enseñar a las ratas a temer a un sonido: cada vez que sonaba el tono emitían una descarga eléctrica en sus pies.

 

Con el tiempo los científicos dejaron de emitir el choque eléctrico y como se predijo,  los pequeños animales se paralizaban cada vez cada que escuchaban ese tono.

 

Fue entonces cuando Malinow procedió a estimular las células nerviosas modificadas, que normalmente sólo responderían con el sonido, con resplandor de luz azul que obedecía un patrón, a lo que las ratas reaccionaron con el mismo miedo como si escucharan el tono que predecía la descarga.

 

De esta manera los científicos crearon un recuerdo que podía incluso ser desencadenado sin la necesidad de cambios ambientales.

 

Como siguiente paso del estudio, estimularon las mismas células nerviosas que respondían al tono durante quince minutos con una luz y sin causar ninguna descarga eléctrica: al final de esos quince minutos, las ratas se habían olvidado de su miedo y dejaron de paralizarse con el sonido o con la luz.  es decir, Malinow había sido capaz de extinguir esa memoria por completo.

 

La siguiente fase es quizá la más interesante, pues  volvieron a estimular las células en el patrón que habían utilizado antes para formar la memoria y el resultado fue que los animales se congelaron de nuevo, incluso sin el sonido.

 

¿Posible en humanos? 

 

Aunque los recuerdos humanos son más complejos, ya que puede almacenarse a través de múltiples partes del cerebro, Malinow está convencido en que la modificación puede ser posible.

 

Esto debido a que las sinapsis del estudio con ratas son muy similares a las humanas, por lo que si fuera posible debilitar en algunas personas esas conexiones de una memoria complicada, se podría inactivar, igual que sucede en la película de Gondrý, dónde por medio de una maquina se ubica la zona que se estimula con ciertos recuerdos y posteriormente se reprograman.

 

Sin embargo, el científico es consciente que para llegar a este punto aún falta mucho tiempo, por lo que actualmente realiza adelantos con la prueba de un fármaco diseñado para debilitar las sinapsis, que pueden tener un efecto similar al de la estimulación con luz en las ratas.

 

En contraparte, también experimenta con medicamentos para fortalecer  el umbral que fortalece la memoria, como cuando ocurre recordamos algo que sucedió mientras atravesamos por gran carga emocional (Por eso es probable que recuerde lo que estaba haciendo el 11 de septiembre de 2001, pero no en el día anterior) y cuyo enfoque, teóricamente, podría ser utilizado para tratar condiciones como la enfermedad de Alzheimer.

 

 

 

Con información de la Revista Nature y The New Yorker)