BERLÍN. El Bayern de Pep Guardiola, tras la derrota ante el Porto que lo deja al borde de la eliminación de la Liga de Campeones, tiene ahora que afrontar una nueva situación crítica tras la dimisión súbita del médico Hans-Wilhelm Müller-Wohlfahr y de sus más cercanos colaboradores.

 

Si antes de la renuncia del médico, que llevaba casi cuarenta años en el club, el Bayern ya parecía un hospital con las lesiones de Arjen Robben, Franck Ribery, David Alaba, Mehdi Benatia, Bastian Schweinsteiger, Javi Martínez y Tom Starke, ahora es además un hospital sin departamento médico.

 

Müller-Wohlfahrt, el gran gurú de la medicina deportiva en Alemania, renunció a través de un comunicado de prensa y al parecer su decisión tomó por sorpresa al club, que no ha querido reaccionar alegando que no tiene noticia directa de la decisión del médico.

 

Las relaciones con Müller-Wohlfahrt eran tensas desde hace tiempo. La autonomía de la que gozaba dentro del Bayern era algo difícil de aceptar para Guardiola, acostumbrado a otro régimen en el Barcelona.

 

Müller-Wohlfahrt reaccionó en su día con irritación a la gestión de la lesión de Thiago Alcántara, al parecer en contra de su consejo, aunque ese tema parecía saldado tras varias reuniones de crisis.

 

Al margen del caso concreto de Thiago, entre Guardiola y Müller-Wohlfahrt parece haber habido siempre una discrepancia sobre los tiempos de recuperación de los jugadores después de una lesión.

 

El detonante de la dimisión súbita de Müller-Wohlfahrt tuvo que ver precisamente con ello, aunque, según medios alemanes, en esta ocasión -tras la derrota ante el Porto- quien tuvo una confrontación directa con el médico no fue Guardiola, sino el presidente del Consejo Directivo, Karlheinz Rummenigge.

 

Lo único que ha dicho Müller-Wohlfahrt es que tras la derrota ante el Porto se responsabilizó “de manera inexplicable” al departamento médico y que la confianza que es necesaria para trabajar con éxito había quedado irremediablemente dañada.

 

En internet circula un video donde se ve que Guardiola aplaude de manera irónica al doctor, luego de la lesión de Mehdi Benatia.

 

 


Está claro que el Bayern ha quedado debilitado por las lesiones y que algunas, como la de Franck Ribery -que hace cuatro semanas empezó una baja que se dijo que sería de algunos días-, invitan a la confusión y a dirigir las preguntas al departamento médico.

 

Sin embargo, también es evidente que Müller-Wohlfahrt no llegó ayer al Bayern -esta en el club desde 1977- y que su trabajo era uno de los orgullos de los bávaros. Si se miran las estadísticas a largo plazo, los tiempos de recuperación tras lesiones eran breves y el estado de salud de los jugadores, estable.

 

A corto plazo, sin embargo, Müller-Wohlfahr siempre ha sido enemigo de precipitar el regreso de un jugador con medidas radicales que, según él, pueden tener consecuencias negativas posteriores.

 

En cualquier caso, todo apunta a que algo ha ocurrido en los últimos meses, o en los últimos dos años, que se ha manifestado en una lucha de poder entre el médico y Guardiola y que ahora crea una minicrisis en el Bayern.

 

Todavía no quiero decir nada, es demasiado pronto. Ya haré una declaración, pero no será hoy”, dijo Müller-Wohlfahrt a medios de Münich.

 

“Abril es el mes más cruel”, dice el poeta estadounidense TS Eliot en su poema “La tierra baldía”, que tiene numerosas referencias a Múnich y en un comienzo que tal vez le diría mucho ahora a los responsables del Bayern.

 

En el estado actual del equipo, la remontada ante el Oporto es difícil y el duelo contra el Borussia Dortmund en la semifinal de la Copa de Alemania tampoco será fácil.

 

En la Bundesliga, la ventaja de diez puntos sobre el Wolfsburgo parece suficiente y el Bayern necesita solo tres victorias para coronarse campeón.

 

En todo caso, todo ello ocurre en medio de una crisis cuyo manejo no es fácil. Müller-Wohlfahrt ya tiene 72 años y está claro que tarde o temprano dejaría su cargo, pero lo que pocos esperaban era que terminara haciéndolo por la puerta trasera.

 

El médico es un icono del club y habrá que esperar a mañana a ver cómo reaccionan los aficionados. La posibilidad de que, en medio de la crisis, llegue un médico milagroso que ponga en el campo el próximo martes a varios de los lesionados es bastante remota.

 

Müller-Wohlfahrt ya había dimitido una vez, tras un enfrentamiento con el entonces entrenador Jürgen Klinsmann. El médico regresó y Klinsmann no terminó la temporada.

 

obo