¡No!, no es Luis Videgaray quien debería ir a la Cancillería, como plantean algunos.

 

Porque si de algo no sabe el ex secretario de Hacienda es precisamente de diplomacia. Y si ya hay un chivo en cristalería del otro lado de la frontera, no necesitamos otro por acá.

 

¿Alguien de carrera? Tampoco parece el momento para alguien con ese perfil cuando del otro lado de la frontera hay un chivo en cristalería.

 

Un intermedio, entonces.

 

Alguien que sepa hacer política, con capacidad y dignidad para negociar y, sobre todo, que se haga respetar y haga respetar a nuestro país; no alguien que le haya puesto la alfombra roja a Donald Trump –en el peor momento político y diplomático para los intereses de nuestro país– y luego se ponga a hacer “maravillosos negocios” con él.

 

¿Se les ocurre alguien con ese perfil?

 

¿Qué tal Manlio Fabio Beltrones? Quizás ahí podría ser utilizada la capacidad y la experiencia del priista sin que se le echen encima los presidenciables.

 

Videgaray podría seguir moviendo los hilos desde Los Pinos y apoyar a alguien de su equipo rumbo a la sucesión; y Miguel Ángel Osorio Chong no tendría que meterle el pie en las elecciones del año entrante para quitarlo del camino.

 

El propio Enrique Peña Nieto podría dejar de temer una insurrección priista comandada por el sonorense con vistas a 2018, pasando fundamentalmente por la Asamblea Nacional del PRI (que ya pospuso Enrique Ochoa hasta para septiembre del año entrante).

 

Y para el propio Beltrones, la Cancillería podría ser –si bien un exilio dorado en los términos tradicionales de la sucesión presidencial– el lugar más importante del gabinete, dado el desafío que implica para los mexicanos (tanto los que están en territorio estadunidense como los que estamos en nuestro país) la llegada de Trump a la Presidencia de los Estados Unidos.

 

Ahí tendría campo abierto para desplegar sus habilidades.

 

Sería una buena opción. A menos, claro, que lo más importante sea seguir haciendo negocios…

 

¿Y ahora qué?- Bueno, algunos tienen ya su respuesta para enfrentar el desafío que significa el arribo de Donald Trump a la Casa Blanca. Vamos con dos extremos al respecto:

 

El subsecretario de Relaciones Exteriores, Carlos de Icaza, nos anunció que habría de inmediato una campaña en los Estados Unidos para mejorar la imagen de los mexicanos (sí, como si de eso se tratara, de una cuestión de imagen); y el presidente Enrique Peña Nieto pidió mirar a la oportunidad que se nos puede abrir con el republicano en la Casa Blanca.

 

En el otro extremo, el embajador Agustín Gutiérrez Canet lanzó una propuesta situada prácticamente al borde de la “guerra”: crear un gobierno de unidad nacional.

 

Desde su punto de vista –y de conformidad con el artículo 89, fracción XVII, de la Constitución–, el Presidente de la República debe convocar no sólo a los partidos políticos, sino también a gobernadores, empresarios, sindicatos, universidades y líderes sociales “para acordar un convenio del gobierno de coalición, con objetivos claros y precisos”.

 

GEMAS. Obsequio del escritor Jorge Volpi: “Obama y Hillary se equivocan (y muy probablemente lo saben): no, no tenemos que darle a Trump el beneficio de la duda. Lo que tenemos que hacer todos los habitantes conscientes del planeta es oponernos a él desde este instante”.