Amo y señor de la política capitalina, René Bejarano, el político de las ligas, no sólo se da el lujo de ningunear a los jefes de Gobierno e imponerles candidaturas o su mayoría en la ALDF, sino que ahora el ilustre personaje que desde las sombras se ha convertido en el nuevo poder de la izquierda mexicana, va también por el control de los órganos autónomos de ciudad y su objetivo más próximo es el Instituto Electoral del Distrito Federal.

 

Inmerso en un proceso de renovación de consejeros electorales, el IEDF ha sido, desde la llegada del PRD al poder en la Ciudad de México, objeto de manoseos, manipulaciones y desaseos políticos por parte de las tribus del perredismo local, que le han restado a ese instituto mucho de su carácter “ciudadano” para convertirlo, en los últimos 15 años, en un órgano partidizado en el que, si bien hay cuotas para las otras fuerzas políticas, la presidencia y la mayoría de consejeros casi siempre resultan afines al PRD y a sus distintas corrientes.

 

Tan críticos del IFE a nivel federal, los perredistas no han tenido el menor recato para volver al IEDF un órgano de cuotas y bajo ese concepto se lleva a cabo el proceso de selección de consejeros cuyo registro concluyó ayer en la Asamblea Legislativa. Y el futuro del órgano electoral está, una vez más, en manos de las tribus del PRD, pero particularmente de René Bejarano.

 

Si con su Izquierda Democrática Nacional (IDN) Bejarano ya tomó el control de la ALDF y de otros órganos como la Comisión de Derechos Humanos del DF, ahora serán diputados leales a él los que pueden definir la integración y la presidencia del órgano encargado de organizar las elecciones en la ciudad.

 

Y para hacer valer su fuerza en la Asamblea, el perredismo alteró el mecanismo jurídico de selección de los consejeros; mientras el Estatuto de Gobierno del DF en su Artículo 125 indica que los consejeros serán elegidos por las dos terceras partes de los miembros presentes de la Asamblea, a propuesta de los grupos parlamentarios, y la Ley Orgánica de la ALDF le da a la Comisión de Gobierno la facultad de deliberar sobre las propuestas de los grupos en busca de un consenso, sin perjuicio de la facultad del pleno para elegir a los consejeros, en la convocatoria que emitió la Asamblea para este proceso de selección se cambia todo ese procedimiento.

 

La convocatoria rompe con esos dos ordenamientos y señala que será la Comisión de Asuntos Políticos y Electorales (y no la de Gobierno) la que se encargará de integrar la lista de candidatos, con base en el análisis de las propuestas de los grupos parlamentarios, y que será esa Comisión la que “analice y apruebe” la lista de candidatos para enviársela a la Comisión de Gobierno. Es decir, los diputados alteran el mecanismo jurídico y le dan facultades a una Comisión que no es mencionada siquiera en el Estatuto de Gobierno ni en la Ley Orgánica de la Asamblea, ¿por qué?

 

Una explicación de esta manipulación jurídica podría estar en la integración de la Comisión de Asuntos Político Electorales. De nueve diputados que la integran, siete pertenecen al PRD y cuatro son incondicionales a René Bejarano, comenzando por el presidente del órgano Héctor Hugo Rodríguez. También son bejaranistas Daniel Ordóñez Hernández, Claudia Guadalupe Cortés y Ariadna Montiel Reyes. Otros integrantes son los diputados Vidal Yerenas y Dione Anguiano, del grupo de Marcelo Ebrard; Manuel Alejandro Robles, de Nueva Izquierda; José Fernando Mercado, del PRI, y Andrés Sánchez Miranda, del PAN.

 

Es decir, la mayoría que decidirá los nombres de la lista de candidatos a consejeros que llegará al pleno seguirá la línea de René Bejarano, que con esto confirma lo que en el PRD es ya un secreto a voces, que el oscuro profesor, más allá del poder real que ya detenta, tiene un proyecto político a futuro: hacer a su esposa, Dolores Padierna, jefa de Gobierno de la ciudad en 2018. Y entonces sí todo el poder será para ellos y su sueño de la “Nueva Tenochtitlán” sería una realidad.

 

NOTAS INDISCRETAS… El conflicto en la UACM lo resolverían en una sentada dos personajes: Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador. El problema, dicen, es que ya no se hablan, ni por teléfono… Los dados mandan otra Serpiente. Doble caída.