Desde hace tiempo hemos escuchando un discurso “conveniente” del banco central en materia de inflación.

 

Se nos ha dicho, una y otra vez, que el país ha logrado la estabilidad de los precios y que esto ha dado certidumbre a los agentes económicos y credibilidad a las decisiones de política monetaria del Banco de México.

 

La argumentación del discurso se articula en torno a que el banco central ha logrado controlar la inflación en niveles “cercanos” a su meta propuesta de 3% anual.

 

Ayer mismo en su intervención durante la Convención Bancaria, el gobernador Agustín Carstens volvió a este argumento. Dijo: “La economía mexicana disfruta de un ambiente de estabilidad y certidumbre, dentro del cual sobresale el control que se ha logrado sobre la inflación. El resultado ha sido una reducción más que significativa en el nivel, la volatilidad y la persistencia de la inflación en México (…) Para ilustrar el avance estructural logrado en esta materia, cabe señalar que hemos conseguido reducir la inflación general de niveles por arriba de 100% en algunos años de la década de los 80 a niveles cercanos a 3% en la actualidad. De esta manera, desde hace más de 10 años la inflación ha venido fluctuando de manera ordenada alrededor de un nivel que es el más bajo desde que se calcula el Índice Nacional de Precios al Consumidor”.

 

Y luego, el gobernador pronosticó que las recientes presiones en los precios serán temporales y que “este episodio de cambios en precios relativos no afectará el proceso de convergencia de la inflación hacia la meta permanente que nos hemos trazado. De hecho, en el horizonte en que la política monetaria tiene un impacto en la economía, unos 18 meses, es de esperar que la inflación general se ubique cerca de 3%”.

 

Pero la realidad de las cifras dice otra cosa: Que el objetivo de alcanzar una inflación de 3% anual sigue siendo un mero deseo del banco central que no ha logrado cumplir en los últimos 12 años.

 

Lo más cerca que ha estado el Banco de México de lograr una inflación cercana a la que prometió (de 3%) fue en 2005 cuando alcanzó 3.33%. Pero si esto fuera una liga de futbol, seguramente que el Banco de México estaría peleando por el descenso.

 

Veamos los resultados del trabajo comprometido. En los últimos 12 años -de 2001 a 2012- en seis de ellos se tuvieron inflaciones anuales que van de 4.05% (en 2006) a 6.53% (en 2009). En cinco de esos años se registraron inflaciones anuales que van de 3.5% a 4%, y sólo en un año (2005) se tuvo una inflación entre 3% y 3.5%. Pero en ningún caso -de los últimos 12 años- se alcanzó la meta de 3% de inflación anual.

 

Claro que cuando se observa una gráfica de inflación en un periodo tan largo como de 1976 a 2013, no hay duda de que la curva cayó significativamente. Pero lo que importa ahora es observar lo que ha pasado con el nivel de cumplimiento del Banco de México en la última década. Y es allí donde los ciudadanos y nuestros representantes en el Congreso -el Senado en particular- que vigilan a estos organismos, tienen que poner el acento.

 

Es cuestión de rendición de cuentas. Y el Banco de México, y su Junta de Gobierno, están llamados a rendir cuentas de por qué en un periodo tan largo no han logrado cumplir con la meta establecida.

 

samuel@arenapublica.com | @SamuelGarciaCOM | www.samuelgarcia.com

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