De nueva cuenta, el Banco de México (Banxico) redujo su expectativa de crecimiento del PIB para este año a un rango de entre  1.7% y 2.5%, por lo que en el mejor de los casos la economía mexicana crecerá a la misma velocidad que en 2015, cuando se expandió 2.5%.
 
Al anunciar el cuarto ajuste,  durante la presentación del Informe Trimestral abril-junio, Agustín Carstens, explicó que esta baja se da luego de que en el segundo trimestre del año la economía global siguió mostrando una débil expansión, y la economía mexicana cayó 0.2% trimestral, debido sobre todo a la caída del precio y la producción petrolera, así como la desaceleración de las exportaciones por la debilidad del sector industrial en Estados Unidos.
 
Entre los riesgos al alza mencionó la posibilidad de que las reformas estructurales tengan un efecto favorable para el crecimiento en un plazo menor al anticipado, una mayor reactivación sostenible del consumo, una mejoría notoria del mercado laboral, el dinamismo de las remesas y que se restablezca la confianza de los consumidores.
 
 
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Los riesgos a la baja están en que persista la atonía de las exportaciones mexicanas y que el panorama político y económico prevaleciente en Estados Unidos también afecte el crecimiento de México, al reducir la inversión.
 
Destacó que para aspirar a un crecimiento potencial mayor es muy importante que se siga con una implementación puntual de las reformas estructurales y para invitar una mayor inversión privada, es muy importante que se refuerce el Estado de derecho y las garantías en materia de seguridad jurídica.
 
Carstens advirtió también sobre el incremento de la deuda pública. La Secretaría de Hacienda tiene un “limitado margen de maniobra para actuar desde recortes al gasto para evitar un detector de la deuda”, dijo.
 
Reconoció que “sí ha habido una salida de capitales”, en parte como respuesta a la expectativa sobre ajuste en las tasas de interés en Estados Unidos, y a que algunas empresas han preferido contratar créditos en moneda nacional y pagar endeudamiento externo, lo que calificó como sano.
 
“Es un tema que tenemos que seguir con mucho detalle, es algo que podría afectar el comportamiento del tipo de cambio, y si eso afecta las expectativas de inflación o la inflación misma, podría hacer recomendable alguna acción de política monetaria”, precisó.