Hace 3 años, Torreón vivía su peor pesadilla. Balaceras y víctimas de la violencia por doquier. Al parecer, narcotraficantes del Pacífico (Chapo) y del Golfo de México (Zetas) se disputaban el control de la ciudad. Después que Ciudad Juárez había vivido una descomposición similar unos años atrás, tocó a Torreón ser noticia negativa todos los días. Los comercios cerraban, la actividad pública moría lentamente.

 

En medio de esta crisis surge una acción un tanto heroica de parte de la sociedad. Recuperar la calle Morelos. Torreón tiene, en su zona central, las banquetas más anchas del país: una gran traza urbana de banquetas de 4 yardas de ancho (3.66 metros). Con estas banquetas, históricamente, la gente salía a “Morelear”, disfrutando la calle como si fuera una plaza. Hace justo tres años, la calle se cerró un sábado por la tarde, se invitó a los laguneros a tomarla, se involucró a los comerciantes y se realizó el primer Moreleando.

 

Este sábado 7 de noviembre se celebró el tercer aniversario de Moreleando. Acudí con algunos compañeros de la Liga Peatonal. Las noticias de hace tres años no corresponden con lo que se vive en Moreleando el primer sábado de cada mes. Más de 25 mil personas paseando una y otra vez por la calle Morelos y la Plaza Mayor. Hay actividades organizadas y hay espontáneas. Murales de gis en el piso, músicos, bailarines, artesanías. Si hay Moreleando, la gente de Torreón ha de estar allí.

 

Yo no conocía Torreón y me ha dejado una gran sorpresa. Torreón fue declarada ciudad en 1907. En 2010 la Zona metropolitana reportó casi 1.3 millones de habitantes. Toda su arquitectura es del siglo XX y es esplendorosa. Cada calle de la zona central está perfectamente trazada y cuenta aún con piezas arquitectónicas bellísimas. Insisto, cada calle, cada cuadra uno está viendo ese panorama, pero por desgracia muchas de las casas y edificios patrimoniales están ruinas, con los vidrios rotos o simplemente descuidados.

 

Vienen buenos tiempos para Torreón. La inauguración de la Autopista Durango –Mazatlán, hace un par de años, la puso más cerca que nunca del Océano Pacífico. Torreón es el vértice que une a Chihuahua con el centro del país, y a Texas y Nuevo León con el Océano Pacífico. La arquitectura de Torreón refleja una época opulenta, pero a mismo tiempo en cada rincón se ve la decadencia, este es el momento para un nuevo esplendor de Torreón, y más vale que se haga bien.

 

La alcaldía de Torreón ha decidido peatonalizar la calle Morelos, en el marco de proyectos improvisados y espectaculares que también involucran al gobierno del estado, como un teleférico. El proceso no tiene consenso aún con los comerciantes locales, pero sin duda es reflejo del éxito que detonó un movimiento social por mantener viva la ciudad.

 

Torreón necesita darse cuenta de los buenos tiempos que están comenzando, planear con cuidado la reconstrucción y revitalización de su zona central y proyectarse como la Ciudad más bella del norte del país, que por mucho lo es.

 

No hay que perder de vista lo que está sucediendo en Torreón, algo que parece un milagro en el contexto de la violencia nacional. Y hay que replicar el ejemplo social que ha dado Moreleando, que al mismo tiempo es un método que nos ayudará a recuperar distintas zonas del país y de nuestras ciudades, hoy controladas por la delincuencia.