Hoy es un día histórico, sin que la sociedad mexicana se dé cuenta de las implicaciones de lo que ocurrirá a mediodía de este 17 de agosto, Día Mundial del Peatón. El Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera promulgará el nuevo Reglamento de Tránsito de la Ciudad de México, derivado de la Ley de Movilidad publicada hace un año.

 

En muchos enunciados encontraremos similitudes al Reglamento de Tránsito Metropolitano, que dejó de ser metropolitano cuando el Estado de México dictó el suyo. Sin embargo hay un cambio significativo: se incorporaron estrategias de protección a la vida, algo que nunca antes había ocurrido.

 

Ciudad, problemas de movilidad

 

En los últimos años, el “texteo” se ha incorporado a nuestra vida cotidiana. Miles de personas leen y contestan mensajes mientras conducen, esto es no sólo cuando el vehículo está detenido en el semáforo, sino justo en movimiento, que es cuando más concentración se requiere.

 

Esto ha detonado una gran cantidad de accidentes. La multa por el uso de celular durante la conducción se eleva de manera significativa, lo que debe detonar una reducción en su uso y los accidentes que ello provoca.

 

Otro de los puntos en los que cambia el Reglamento de Tránsito es la llamada “vuelta continua”, que permitía, hasta el día de hoy, girar “con precaución” cuando el semáforo estaba en alto. La vuelta continua fue incorporada hace algunos años a nuestro reglamento con la lógica de agilizar la circulación, sin embargo se volvió causa de siniestros viales: los automovilistas sólo se preocupan de que el carril que tomarán esté libre, y algunos terminan llevándose a los peatones que van cruzando.

 

Pero el punto más significativo que se incorpora en el Reglamento de Tránsito es una reducción drástica en la velocidad a la que circulen los vehículos en las vías primarias: de 70 a 50 kilómetros por hora. Si el Gobierno del Distrito Federal no establece pronto una estrategia de cumplimiento será letra muerta. Sin embargo, esta velocidad deberá cambiar por completo el enfoque de la movilidad en automóvil: ¿por qué tener velocidades que no garantizan la protección a la vida? El único criterio posible para determinar las velocidades en la ciudad debe ser la protección a la vida.

 

Las ciudades y los países que han adoptado los 50 kilómetros por hora como límite de velocidad en área urbana han logrado una reducción significativa de los incidentes de tránsito y de la gravedad de los mismos. Al final de cuentas, reducir la velocidad en vías primarias no tiene un impacto negativo en los tiempos de traslado: la congestión y la semaforización son los principales determinantes en estos tiempos, de tal suerte que estamos ganando seguridad sin ampliar el tiempo de un viaje promedio.

 

La inclusión de la reducción de velocidades en el Reglamento de Tránsito es una muy grata sorpresa. En reuniones con organizaciones sociales, funcionarios del Gobierno del Distrito Federal, como Laura Ballesteros, Manuel Granados y Héctor Serrano, han hecho énfasis en el enfoque de protección a la vida. Después de tantas críticas al Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, esta vez reconozco el salto hacia delante y le pido dos cosas para avanzar en su instrumentación:

 

1. Que la Secretaría de Seguridad Pública se comprometa a capacitar a su personal de tránsito y a que éstos apliquen el reglamento, ajusten la sincronización de los semáforos y la señalización.
2. Que la Ciudad de México cree una agencia dedicada a la seguridad vial que articule una estrategia para reducir en un 50% las muertes en incidentes viales en los próximos años y el 100% en una visión de largo plazo.

 

El nuevo reglamento, por último, es un buen ejemplo de colaboración entre gobierno y sociedad. Felicidades a todos los involucrados en este éxito de la ciudad.