El aumento en la flota de vehículos eléctricos en la Ciudad de México provocaría que aumente la contaminación en zonas aledañas a donde se encuentran las plantas termoeléctricas que abastecen a la capital, es decir, que disminuirán las emisiones en la metrópoli, pero se generarán en otros lugares, consideró Ricardo Torres, académico del Departamento de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

Recientemente, el gobierno de la Ciudad de México manifestó su intención de promover la circulación de vehículos eléctricos; para ello plantea que los fondos federales solicitados en días pasados sirvan para la adquisición de 10 mil taxis de ese tipo.

 

La mayor parte de las plantas generadoras de electricidad son termoeléctricas, lo que significa que sus fuentes de energía  son mediante la combustión de combustibles fósiles como petróleo, gas natural y carbón.

 

Al respecto, el académico calificó como una acción “muy envidiosa” por parte del gobierno capitalino querer aumentar la flota vehicular eléctrica, pues se necesitaría aumentar la producción de las plantas termoeléctricas.

 

“Si aquí en la Ciudad de México todos los autos fueran eléctricos no tendríamos emisiones, pero esa energía la tuvieron que haber generado de una planta termoeléctrica en otro lado que va a generar toda la contaminación que se generó por acá. Forzosamente, hay que sacar la energía de algún lado y la única manera es quemar otro combustible”, señaló.

 

Recordó que el Inventario Nacional de Emisiones considera a las plantas termoeléctricas como una fuente fija de contaminación, porque emite cantidades importantes de dióxido de azufre y partículas finas.

 

Por su parte, Javier Riojas Rodríguez, académico del departamento de Estudios internacionales de la Universidad Iberoamericana, explicó que si bien los vehículos eléctricos no comparan sus emisiones con los que operan a diesel, la energía que los abastece sí lo hace y eso genera un impacto en el sitio donde se genera la electricidad.

 

Explicó que este impacto ya se vive por el uso regular de la electricidad, debido a que las entidades no generan su propia energía.

 

“Lo interesante sería que la energía que se genera, desde su origen, sea de manera limpia, con otros procedimientos, para desprenderse del uso de la energía eléctrica a partir de la quema de hidrocarburos y sustituirla por la energía solar o la eólica, que tampoco es que no impacten, sino que el efecto es mucho menor”.

 

No obstante, aseguró que en el caso específico de disminuir las emisiones en el Valle de México podría ser viable el uso de autos eléctricos. Consideró que el verdadero problema, más que la generación de energía eléctrica, es el costo que representará adquirir los vehículos.

 

Gisselle García, analista de Política Pública del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, comentó que el uso de autos eléctricos necesita acompañarse de la generación de energías renovables y políticas públicas.

 

“No es una mala idea, pero si la energía provendrá de fuentes fósiles, de poco va a servir”, dijo.

 

Coincidió en que una vez resuelto el punto de dónde se obtendrá la energía eléctrica, el gobierno capitalino debe trabajar en incentivos para que los transportistas puedan adquirir las unidades eléctricas.