La policía austríaca encontró entre 20 y 50 cadáveres de refugiados adentro de un remolque estacionado al borde de la frontera con Hungría. El descubrimiento coincide con una cumbre de los países balcánicos y la Unión Europea en Viena, en la que la inmigración masiva encabeza la agenda de debates.

 

Los participantes en la reunión, entre los que se encontraban los jefes de Gobierno de Austria, Alemania y Serbia, además de una decena larga de ministros, guardaron un minuto de silencio por los fallecidos, supuestos refugiados cuya nacionalidad todavía se desconoce debido al estado de descomposición en que se encuentran los restos.

 

“No podemos continuar como hasta ahora, con un minuto de silencio cada vez que vemos a gente morir”, destacó ante la prensa la responsable de la Política Exterior de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini.

 

Los cadáveres se hallaron en el camión de 7.5 toneladas un compartimento de carga de 5 metros de longitud estacionado en una cuneta de la autopista A4, entre el lago Neusiedl y la localidad de Parndorf, en el Estado federado de Burgenland, fronterizo con Hungría, país donde el martes la policía húngara interceptó a 3.241 personas, entre ellas 700 menores, tras cruzar la frontera de manera ilegal desde Serbia, un número que supone un récord de entradas en el país en un solo día.

 

La policía ha lanzado una operación para dar con el conductor del vehículo con placas de Hungría y que era utilizado originalmente para transportar salchichas producidas en Eslovaquia.

 

La muerte de decenas de personas que huían de zonas de conflicto para encontrar protección en Europa fue el contrapunto trágico a una reunión en la que los países balcánicos y los responsables comunitarios se acusaron unos a otros, en medio de apelaciones a buscar una respuesta común.

 

Así las cosas, la cumbre acabó sin medidas concretas aunque expuso las grandes diferencias de enfoque y prioridad entre los países de tránsito, como son Macedonia y Serbia, y los de destino, como Austria, Alemania e Italia.

 

Mientras que Macedonia y Serbia solicitaron más dinero para gestionar la crisis en su territorio, Alemania y Austria pusieron el acento en un reparto justo del número de refugiados entre todos los socios de la UE.

 

La canciller alemana, Angela Merkel, afirmó que la normativa europea sobre asilo “no funciona” y que se requiere una “solución común” en el continente ante los cientos de miles de refugiados que han llegado en los últimos meses.

 

El ministro austriaco de Exteriores, Sebastian Kurz, calificó ese hecho como “vergonzoso” y acusó a las autoridades helenas de trasladar deliberadamente a los refugiados hacia el norte de Grecia, desde donde pasan a Macedonia, Serbia y Hungría.

 

Los responsables europeos en la cumbre recordaron, ante las críticas sobre el papel de la Unión, que en las regiones vecinas a Europa hay 20 millones de refugiados, una cifra sin parangón desde la II Guerra Mundial.