QUETTA. Por lo menos 93 personas murieron y más de un centenar resultaron heridas cuando un atacante suicida se hizo explotar en medio de una multitud congregada en señal de duelo frente a un hospital del suroeste de Pakistán.

 

La explosión produjo una verdadera carnicería frente a la sala de urgencias del hospital civil de Quetta, donde decenas de abogados y periodistas compartían su dolor por el asesinato del presidente del colegio de abogados de Baluchistán, Bilal Anwar Kasi, abatido por dos individuos armados cuando salía de su domicilio.

 

Una facción de los talibanes de Pakistán, Jamaatul Ahara, vinculada al grupo pakistaní Tehereek-e-Taliban, reivindicó el atentado a través de un correo enviado a los periodistas. Además, una portavoz del grupo amenazó con más ataques “hasta que se imponga un sistema islámico en Pakistán”.