En nuestra columna pasada, hablamos del incierto futuro de los nueve mandatarios que se van; y ahí preguntamos si la libraría Arturo Núñez Jiménez, que es la gran decepción tabasqueña.

 

Dijimos que el ex priista seguramente entregará el poder a un miembro de un partido distinto, y con la alternancia, vendrá la apertura de sus gastos y un escándalo más.

 

El gabinete de Comunicación Estratégica nos ofrece ahora sustento científico a nuestro pronóstico:

 

En la encuesta más reciente se preguntó si el estado va avanzando, está estancado o retrocediendo. El 52.8% respondió que está estancado; 36.1%, que va para atrás y solamente 8.8% dijo que va hacia adelante.

 

En el estudio que comandó Liébano Sáenz se desprende que 55.8% de los tabasqueños considera que la inseguridad y la delincuencia son los principales problemas de Tabasco y 21.20%, que es la corrupción.

 

Tabasco se ubica en el último lugar de satisfacción ciudadana, y aparece en el penúltimo sitio en la tabla de desempeño de su gobernador.

 

Aquí vale la pena destacar el buen puntaje de los gobernadores Rolando Zapata Bello (Yucatán), José Rosas Aispuro (Durango), Claudia Pavlovich (Sonora), Miguel Márquez Márquez (Guanajuato), Francisco Domínguez Servién (Querétaro), Alejandro Moreno Cárdenas (Campeche), Francisco García Cabeza de Vaca (Tamaulipas), Aristóteles Sandoval (Jalisco), Omar Fayad Meneses (Hidalgo) y Martín Orozco Sandoval (Aguascalientes).

 

Arturo Núñez Jiménez no nada más es uno de los peores gobernadores, sino que es evaluado por los tabasqueños como un mandatario que no tiene las riendas (todo está fuera de control) de la entidad. Ahí le gana el deshonroso primer lugar el gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo.

 

El maestro Federico Berrueto, parte fundamental de esta encuesta nacional, nos explica con sencillas tablas que los mexicanos que menos recomiendan vivir en su estado son precisamente los tabasqueños.

 

Está muy claro: Arturo Núñez Jiménez está reprobado, y no hay manera de que el PRD repita en La Quinta Grijalva.

 

Nayarit.- Debemos estar muy atentos a la nota publicada por 24 HORAS, donde se nos informó que Rodrigo González Barrios, vocero de la Comisión de la Verdad en Nayarit, señaló que es reprobable que el gobernador Roberto Sandoval ayudó a su hija para ocultar su enriquecimiento ilícito. La investigación de nuestro diario reveló que Lidy Alejandra Sandoval López, hija del primer mandatario estatal, realizó transacciones inmobiliarias por cuatro millones de pesos, en un lapso de tres meses durante 2009 -cuando su papá era alcalde de Tepic– y ella era una estudiante de la Licenciatura en Diseño Gráfico. Esta revelación, sumada a las declaraciones del ex fiscal, muy cercano al gobernador priista -presunto narcotraficante, detenido en Estados Unidos- nos permite vislumbrar que esa administración acabará muy mal, y huele a cárcel.

 

*Periodista, editor y radiodifusor

@GustavoRentería

www.GustavoRenteria.mx

 

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