Londres se adelantó a la ciencia ficción en cuanto a bares se refiere, pues desde julio pasado comenzó a operar cerca de la Catedral de Southwark y el Río Támesis Alcoholic Architecture, lugar donde los cocteles no sólo se beben, también se respiran.

 

La instalación diseñada por el estudio Bompas & Parr es un sistema climático de alcohol donde la humedad es del 140%, por lo que lo asistentes deben de usar impermeable.

 

La nube que cubre la sala vaporizada del lugar está compuesta por Gin & Tonic y pasar 40 minutos en ella equivale a beberse un vaso grande de la bebida.

 

Como el alcohol entra directo a la sangre, se necesita 40% menos de alcohol para entrar en estado de ebriedad y para que no sea dañino para salud la experiencia sólo debe durar una hora, según los químicos y doctores que consultaron Bompas y Parr.

 

La ubicación del lugar permite crear un ambiente entre futurista y medieval, mientras que al interior también se pueden consumir bebidas tradicionales como cerveza y otros cocteles que se disfrutan mientras se respira el alcohol.