En cinco años, más de dos mil militares fueron atendidos por problemas psicológicos producidos, en su mayoría, a causa del estrés que enfrentan en las operaciones contra el crimen organizado.

 

Los principales efectos de vivir en una situación de confrontación armada son: trastornos neuróticos, desordenes relacionados con el estrés, alteraciones somatomorfas (malestares sin enfermedad) y trastornos de humor (afectivos).

 

Datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) revelan que los soldados también padecen trastornos del comportamiento debido al uso de sustancias psicoactivas (cocaína, crack, éxtasis, LSD, mariguana y tabaco, sustancias con capacidad de inhibir el dolor, modificar el estado anímico o alterar las percepciones), esquizofrenia, delirios, retraso mental y trastorno paranoide de la personalidad.

 

Manuel González Oscoy, psicólogo de la UNAM, opinó que si bien el país no está en guerra, sí permanece en un estado de preguerra, debido a la posibilidad de enfrentamientos todos los días en sus principales ciudades.

 

Incluso, el especialista consideró que algunos de los excesos y violaciones a los derechos humanos cometidos por fuerzas militares y federales en retenes se debe a la tensión constante con la que realizan su trabajo.

 

En respuesta a una solicitud de información prsentada por 24 HORAS, el Ejército informó que cada año un promedio de 470 soldados en activo (de todos los grados militares, excepto generales) ingresan a hospitales castrenses por diagnóstico de enfermedades mentales, de los cuales el 40% es por estrés, el 30% por problemas afectivos y el 20% por el uso de sustancias psicoactivas.

 

De 2006 a 2011 han ingresado a un nosocomio para atender estos males un total de 2 mil 354 militares, la mayoría de ellos soldados rasos, cabos, sargentos, tenientes y capitanes.

 

A la par de estos padecimientos, la Secretaría de Defensa Nacional incrementó su equipo de salud mental para atender al personal militar, pues pasó de 90 psicólogos y psiquiatras en el sexenio pasado a casi 136 en el actual.

 

Al respecto, Javier Oliva Posada, asesor del Colegio de la Defensa Nacional, consideró que el estrés postraumático es uno de los problemas psiquiátricos más frecuentes en los últimos entre los elementos de las fuerzas armadas, debido al combate contra el crimen organizado.

 

“Antes se estresaban en labores de apoyo a la población ante una situación de desastre natural, sin embargo, hoy en día tienen que prepararse mentalmente antes, durante y después de cada operativo contra el crimen, en los cuales está en riesgo su integridad, su vida o la de sus compañeros. Es una situación de mucha tensión, de mucha presión, de mucho estrés, el cual algunas veces no es superado, por mucho entrenamiento militar que tengan los soldados”, dijo.

 

Debido a esta situación, recordó Oliva Posadas, a partir de 2005 la Sedena puso en marcha el Programa Permanente de la Salud Mental, que consiste en pláticas de concientización y la aplicación del protocolo de detección y manejo de la conducta suicida en el personal militar.

 

Los efectos

 

Los reportes de la Sedena indican que en 2006 se registraron 436 ingresos de militares a hospitales por diversos diagnósticos de enfermedades mentales. De estos casos, 157 fueron por “trastornos neuróticos, relacionados con el estrés y somatomorfos”, 98 por desordenes afectivos, 72 por esquizofrenia y delirios, y 57 por dificultades en el comportamiento por el uso de sustancias psicoactivas.

 

Un año después los casos bajaron a 307, de los cuales 128 fueron por estrés y 56 por trastornos de humor o afectivos. Para 2008 fueron atendidos 403 soldados, de los cuales 137 fueron por estrés y 63 por consumo de sustancias psicoactivas.

 

La misma tendencia se registró en 2009, 2010 y 2011, años en los que egresaron a hospitales militares un total de mil 203 soldados, de los cuales casi la mitad fueron por trastornos causados por estrés, 322 por problemas afectivos, 194 por consumo de sustancias psicoactivas y 95 por esquizofrenia y delirios.

 

Estado de preguerra

 

Si bien el país no está en guerra, sus fuerzas armadas y federales están en un estado de preguerra, debido a que están inmersas en una situación de enfrentamiento real en todas las poblaciones importantes, consideró Manuel González Oscoy, psicólogo de la UNAM.

 

“Aquí es una situación de preguerra, o sea no se está enfrentando uno a otro estado, pero aunque no sea una situación de guerra, si hay situaciones y riesgos de enfrentamientos con armamento de alto poder”, explicó.

 

El especialista comentó que las fuerzas armadas y los policías viven una situación de tensión constante, que aumenta debido a diversos factores, como la ciudad donde están emplazados, la hora del día y los niveles de violencia que se registran en dicha comunidad.

 

“Entre estos factores están si hubo un enfrentamiento un día antes, la posibilidad del enfrentamiento armado en cada momento, la posibilidad de perder la vida, la cuestión disciplinaria, el horario interviene. Sabemos, además, que muchos de ellos están sometidos a enormes cargas de trabajo”.

 

“Un factor más es la movilidad, porque a muchas de esas fuerzas las cambian de un día para otro de lugar de residencia, provocando la separación de la familia”, dijo.

 

González Oscoy opinó que esta tensión constante entre los elementos de las fuerzas armadas y policías ha provocado excesos y violaciones a los derechos humanos, pues muchos de ellos no están lo suficientemente preparados para superar este tipo de situaciones.

 

“En los retenes se ven soldados jóvenes, entre 18 y 25 años, detienen a casi todos los vehículos, sabiendo que hay peligro inminente. Entonces, ante una señal de desobediencia ocurre algún tipo de agresión, se agrede a la familia porque muchas veces no responden a una señal de alto”.

 

“Ellos, como seres humanos, no están preparados para manejar esos niveles de violencia. Esos accidentes son un reflejo bastante cercano al nivel de tensión que viven todos los días las fuerzas armadas y los policías en la lucha anticrimen en todo el país”, afirmó.

 

El especialista de la UNAM recordó que los temas de la neurosis de guerra y de posguerra se han estudiado desde la primera guerra mundial.

 

Los casos más claros de esta situación fue tras la Guerra de Vietnam, cuyos veteranos de guerra sufren de estrés postraumático, debido a lo que vivieron y a la misma derrota de Estados Unidos.

 

En México, apuntó, se vivió algo similar con algunos sobrevivientes del movimiento estudiantil de 1968, quienes durante algún tiempo y ahora mismo se sobresaltan ante ruidos fuertes, como el tronido de un cuete.

 

INGRESOS A HOSPITALES MILITARES

 

AÑO                           CASOS

2006                          436

2007                          307

2008                          403

2009                          351

2010                          428

2011                          429

Total                          2,354

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