Tan sólo con escuchar el nombre de Roger Federer, se enchina el cuero y se evoca a las grandes glorias de cualquier disciplina deportiva como Mohamed Alí, Michael Schumacher, Pelé o Usain Bolt, por mencionar a algunos y sin discriminar a otras figuras.

 

Podemos considerarnos afortunados por ser testigos de tan exquisito juego sobre las pistas de tenis. De una elegancia tan grande, en el torneo de mayor tradición del deporte blanco, Wimbledon, que será complicado que nuestra generación y la de nuestros hijos, sea testigo de otra figura tan grande como la del originario de Basilea.

 

En 2009 llegaron Myla Rose y Charlene Riva, gemelas que son producto del matrimonio de Roger con Mirka Vavrinec y desde entonces, ya se especulaba acerca del retiro del entonces jugador de 27 años, pues ya lo había ganado todo, pero nos dio una de las mejores decepciones para los amantes del tenis. Cinco años después llegaron Leo y Lenny, otro par de gemelos y ahora sí, ya se veía inminente la despedida de Federer…nada más alejado de la realidad.

 

Pasan los años y ha disminuido la cantidad de torneos que disputa, pero siempre con tal inteligencia, que es muy frecuente verlo levantar el trofeo de campeón.

 

Así comenzó el 2017 con la incertidumbre acerca de la salud de El Maestro, ya que había estado fuera de la actividad buena parte del calendario, cayó en semifinales en Wimbledon ante Milos Raonic y no volvió a pisar una cancha, hasta que regresó en el Australian Open y lo ganó. El presente año ha sido extraordinario para él, tiene 24 victorias por apenas dos caídas.

 

Aunque no debemos engañarnos, ya tiene 35 años y declinó toda la temporada de arcilla para concentrarse en su superficie predilecta: el césped. Comenzó con una derrota ante el semirretirado Tommy Hass en Stuttgart y se habló que el descanso excesivo le pasó factura, pero unos días después, venció en la final de Halle, al alemán Alexander Zverev, actual joya y jovencito llamado a ser su sucesor.

 

Ahora estamos a las puertas de la edición 140 de Wimbledon y según las casas de apuestas, Federer y Andy Murray son los principales candidatos a ganarlo. Con 18 Grand Slams en sus vitrinas personales, y con 35 años a cuestas, el viejito suizo está muy cerca de ganar el campeonato británico por octava ocasión y su nombre ya no podrá ser escrito en letras de oro…sino de platino.

 

Es cierto que no podrá jugar eternamente, pero mientras estemos ante la oportunidad de disfrutar su juego tan elegante, no queda más que grabarnos en la memoria sus triunfos y su extraordinaria calidad humana.

 

aarl