La situación de crisis social y política en Venezuela comienza a afectar a Andrés Manuel López Obrador y por eso ya comenzó a vacunarse en sus spots de promoción al afirmar que nada que ver con los populismos de Nicolás Maduro y Donald Trump, pero el deslinde es imposible y los electores moderados lo comenzarán a ver con más y más recelo conforme se agudice la crisis de violencia y represión venezolana.

 

Y es que es imposible desligar al movimiento lopezobradorista del Gobierno bolivariano y negar que sus vínculos con Hugo Chávez datan de hace ya por lo menos 15 años cuando El Peje ya preparaba desde la Jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal su primer intento para llegar a la Presidencia de la República, a grado tal que se documentó que asesores chavistas preparaban en Tabasco a grupos de activistas para integrar las redes de operación política de López Obrador durante los comicios federales de 2006.

 

Pero no sólo eso, cada vez es más público el apoyo que el Movimiento Regeneración Nacional ha dado a la llamada Revolución Bolivariana, el cual quedó más que expuesto el domingo cuando un grupo de provocadores de ese partido se lanzó a expresar su apoyo a Maduro y a increpar a los grupos de venezolanos que se manifestaban frente a la embajada de ese país contra el proceso para elegir a la Asamblea Constituyente con la que pretenden los chavistas-maduristas cancelar las libertades en Venezuela e instar una dictadura enmascarada en un proceso pretendidamente democrático, pero que no se cree nadie ni dentro ni fuera de sus fronteras.

 

Ajenos a cualquier convicción democrática y a los principios de la izquierda moderna, López Obrador y sus operadores han correspondido a los apoyos recibidos desde la época de Hugo Chávez y continuados con Maduro avalando cada uno de sus actos y hasta ha enviado a sus personeros a Caracas para hacer explícitas la solidaridad y simpatía de Morena con el Gobierno bolivariano que hoy rompe su ya de por sí cuestionable andamiaje constitucional y reprime a la oposición que en las urnas había conseguido la mayoría de la Asamblea Nacional.

 

Un ejemplo de ello es Héctor Díaz Polanco, dirigente de Morena y promotor permanente de la Revolución Bolivariana y viajero frecuente durante por lo menos un lustro a cuanto encuentro y foro promovido por el Gobierno de Venezuela y quien públicamente ha dejado registrado que su partido pretende traer a México el modelo bolivariano de Chávez-Maduro.

 

Los populismos son lo mismo en todo el mundo, sean el de Trump, Maduro o López Obrador, encuentran tierra fértil en la decepción de amplios grupos sociales con gobiernos ineficaces o corruptos, pero en términos reales son conservadores, autoritarios y absolutamente irrespetuosos de la ley. Por más que AMLO y Morena lo quieran negar, el futuro que ofrecen a México es el de Venezuela, que hoy vive el resultado de la degradación de su sistema político populista y autoritario que sólo ha traído a su pueblo escasez, pobreza, corrupción, ausencia de libertades, violencia y represión.

 

caem