Bastaron un par de días para que el discurso amoroso de Andrés Manuel López Obrador encendiera el ánimo de sus simpatizantes. Así lo dejó en claro el tabasqueño al afirmar la necesidad de acabar con el “pecado social” de la desigualdad promovida por un gobierno corrupto y “bueno para anda”.

 

“Parte el alma ver cómo la gente se enferma y se muere porque no tiene para comprar medicinas y ser atendidos. Eso es lo que yo llamo, entre otras cosas, un pecado social”, señaló López Obrador en su tercer día de precampaña por las delegaciones Milpa Alta, Xochimilco, Tláhuac y Tlalpan.

 

“Ya no se va a vivir en el pecado social. Vamos a llamar a todos para ser más humanos, más fraternos, para darle la mano al que se quedó atrás, al que sufre, para que podamos vivir en una sociedad verdaderamente digna y justa”, explicó.

 

El recorrido comenzó desde temprano en Milpa Alta, donde el dirigente de Morena resaltó la necesidad de “rescatar del olvido al campo mexicano” porque las asimetrías en los tratados comerciales con otros países provocaron una profunda crisis en el sector agrícola.

 

“Los que han mal gobernado al país decidieron abrir las fronteras y pusieron a competir al productor nacional en condiciones de desigualdad con los extranjeros. Ahora tenemos que comprar en el extranjero todo lo que consumimos”, apuntó López Obrador, quien consideró absurdo que las políticas neoliberales acabaran con la soberanía alimentaria del país al tener que importar productos básicos como maíz y frijol.

 

Por ello, hizo un llamado a establecer en México un ‘Estado de bienestar’ capaz de garantizar el cumplimiento de derechos esenciales como el acceso a la educación pública, un sector secuestrado por “caciquismos” que ha negado el ingreso a las universidades públicas del país por la falta de presupuesto.

 

“Ya tenemos ese derecho en la Constitución pero es letra muerta porque el hijo del campesino, del obrero, del comerciante, tiene que batallar mucho para poder estudiar (…) Es mejor tener a los jóvenes estudiando que tenerlos en la calle”, señaló.

 

Un grupo de ancianos sentados en la primera fila del deportivo Xochimilco escuchaba con atención cada palabra del tabasqueño. Gritaban con fervor en medio de una selva de globos rojos y amarillos, sin que el sol asfixiante del mediodía mermara su ánimo.

 

Andrés Manuel se sentía imbatible arriba del templete, tal como lo dejó claro con el discurso elocuente que pronunció en Tláhuac para finalizar en la explanada delegacional de Tlalpan, convertida en una auténtica verbena ante el júbilo y el tumulto que provocó la llegada del dirigente de Morena.

 

“La gente va a terminar de despertar y optar por un cambio. De nada van a servir todos los manejos de propaganda y publicidad, todo el dinero que utilicen, como están acostumbrados, para comprar votos, lealtades y conciencias”, expresó.

 

“Mis adversarios me pueden acusar de lo que quieran, de que me como las ‘eses’, que me parezco a no sé quién, pero nunca me van a poder decir que soy incongruente y mucho menos ratero. Me pueden llamar ‘Peje’ pero no soy lagarto”, finalizó.

 

DF, ejemplo en el combate a la inseguridad

En el tercer mitin del día realizado en la explanada de la delegación Tláhuac, López Obrador prometió “poner orden y cooperación” en cuestiones de seguridad, para “garantizarle al pueblo de México la seguridad a través de la coordinación de las diferentes policías tomando como ejemplo el caso de la ciudad de México.

 

En el caso del Distrito Federal, “ayuda a que no haya tanta delincuencia en la ciudad, con relación a lo que está pasando en otros estados, que aquí la policía está controlada por el gobierno, no es una policía infiltrada por la delincuencia organizada”, aseguró.

 

En este sentido, dijo que hay alrededor de 100 mil policías en las distintas organizaciones, y que hay una “frontera” en la corrupción. “Esa policía no está corrompida, o no toda la corporación está al servicio de la delincuencia, hay una frontera, hay un límite en las policías del DF. Hay un espíritu de cuerpo, no pasa eso en otras partes”.

 

Así, dijo que el problema de inseguridad se relaciona con las autoridades encargadas de procurar justicia, y en este sentido, recordó a Bernardo Bátiz, procurador de justicia durante su administración en la jefatura de gobierno, como un “hombre bueno, una gente íntegra que ya dejó de ser procurador y que puede caminar tranquilo por la calle porque él no le hizo daño a nadie, porque es una gente honorable”.

 

También, elogió a Miguel Ángel Mancera, aunque dijo no querer “ensalzarlo mucho porque ya saben ustedes que estamos en una temporada en la que se van a elegir a los candidatos, pero también es un procurador honorable y no corrupto”.

 

Recordó también los días en los que fue jefe de gobierno de Distrito Federal en los que diario, a las seis de la mañana, se reunía con las autoridades encargadas de procurar justicia para recibir “parte” de todos los delitos ocurridos en la entidad.

 

Devolverá empleo a integrantes del SME y Mexicana

Ya en el cuarto y último mitin del día, en la explanada de la delegación Tlalpan, el precandidato de las izquierdas se comprometió a restituir los puestos de trabajo de Luz y Fuerza del Centro y de Mexicana de Aviación.

 

“Vamos a que haya justicia en el sentido más amplio de la palabra, para que no se cometan atropellos, para que no se pisotee la dignidad de los mexicanos, ya no se va a permitir que se cierren empresas públicas para dejar sin trabajo a 40 mil electricistas como se hizo en este sexenio”, dijo.

 

En cuanto a Mexicana, dijo que no va a permitirse el cierre de una “empresa emblemática y que se eche a la calle a los trabajadores”.

 

Así, aseguró que en ambos casos “vamos a reparar los daños, y vamos a garantizar tanto a los electricistas como a los que trabajan en Mexicana, que van a tener sus puestos de trabajo, ese es mi compromiso, vamos a reparar estas injusticias”.