La idea es simple: hay 11 mil 271 mexicanos que necesitan un riñón para mejorar su calidad de vida, pero sólo la quinta parte de estas personas (2 mil 197) recibió este órgano a tiempo en 2014, de acuerdo con el Centro Nacional de Trasplantes.

 

En nuestro país la mayor parte de las donaciones se hacen de personas vivas y si una persona puede tener una vida perfectamente saludable con sólo un riñón ¿qué pasaría si existiera un mercado de riñones que facilitara su intercambio? Esa es la propuesta que el premio Nobel de Economía, Alvin Roth, trajo a México.

 

Aunque no le desagrada la idea de que una persona pudiera recibir un incentivo económico a cambio de entregarle uno de sus riñones a alguien que “más” lo necesite, el Premio Nobel de Economía 2012 (profesor de la Universidad de Harvard, galardonado por su experiencia en el diseño de mercados) trajo al país un esquema de donación cruzada.

 

El sistema funciona así: persona necesita un riñón pero no es compatible con alguna persona de su familia, su hermano, por ejemplo, que quiera entregarlo; la historia se repite cientos de veces. ¿Qué hacer? integrar una base de datos con todas las personas que necesitan un órgano y con todas las que pueden darlo, se cruza la información y al final resulta que si yo quiero ayudarte pero no puedo, le ayudaré a otra persona para que alguien más te done a ti.

 

“Las enfermedades renales son graves y el mejor tratamiento es el trasplante. En México tienen más trasplantes de personas vivas que de personas que ya fallecieron, lo contrario que en Estados Unidos. Con el intercambio de riñones, o donación paritaria, podemos salvar más vidas”, ejemplificó en entrevista para 24 HORAS.

 

“No hay dinero de por medio, porque vender un órgano es ilegal en todo el mundo, excepto en Irán. Eso nos lleva a una pregunta ¿cómo traer algunos de los beneficios del mercado e incrementar el estado de bienestar al permitir este intercambio, pero sin romper la ley? En Estados Unidos y España este tipo de intercambio se ha convertido en una de las formas más exitosas de asegurar la donación”.

 

Proyecto de negocios

 

El esquema de un mercado de riñones es un proyecto de negocios que Alvin Roth presentó para el Hospital ABC de la Ciudad de México y aunque todavía no comienza a aplicarse, se basa en que no hay más trasplantes porque no hay más riñones.

 

La idea es facilitar los procesos de donación para que más personas puedan acceder a un órgano de manera gratuita y el beneficio económico que recibe el hospital es realizar los procedimientos.

 

Para este economista ganador del Premio Nobel una de las formas de incrementar el número de trasplantes sería legalizar ciertos esquemas que permitan entregar un beneficio económico a las personas que donan.

 

Por ejemplo, en Estados Unidos un trasplante de órganos es costoso para quien lo recibe como para quien lo dona. El gobierno, señala, debería empezar a pensar en dar facilidades fiscales para el donador, porque dar incentivos todavía es muy mal visto por la sociedad.

 

“Por eso pensamos en hacer el intercambio, porque eso permite que se lleven a cabo las donaciones sin obtener dinero a cambio, una práctica que levanta ámpulas en todo el mundo”.

 

Mercado repulsivo

 

Es lo que ocurre con casi todas las cosas que son ilegales, explicó a 24 HORAS, y es la base de lo que él llama “transacciones repugnantes”: cosas que algunos quieren hacer y que otras personas no les permiten hacer.

 

Tomemos las drogas por ejemplo. Basándose simplemente en una lógica de mercados: cuando alguien quiere hacer algo lo hace sin importar que sea legal o no.

 

“Básicamente si creamos reglas que vayan contra el mercado, lo que hacemos es fomentar la creación de mercados negros. Nuestra experiencia vino de la prohibición para la venta de alcohol: cuando no funcionó (y Al Capone fue producto de ello) legalizamos el mercado con algunas restricciones. Tenemos problemas pero también los teníamos cuando era ilegal”, apuntó.

 

La solución no es lanzarse al vacío amparados por una teoría económica, sino ir revisando los esquemas que ya se aprobaron, por ejemplo la legalización de la mariguana en Uruguay o en algunos estados de Estados Unidos, como California, y estudiar cómo han funcionado para la disminución de los índices de violencia y la creación de nuevas empresas productivas.

 

Las drogas –reflexionó- son “malas” pero existen y más allá de un asunto moral, deberíamos pensar ¿qué vamos a hacer al respecto?

 

A los estadounidenses, reconoció, les gustan mucho las drogas, por eso con todo y su gran número de leyes no han logrado eliminar la demanda de estas sustancias. Lo que es más, señaló, el mercado estadunidense ha ayudado a fortalecer las “empresas” del narcotráfico, lo que “evidentemente” no ha resultado bien.

 

“En todo el mundo tenemos esta gran guerra contra las drogas y no parece claro que estemos ganando y tampoco estamos logrando desaparecer las drogas. Entonces mientras pensamos qué hacer, deberíamos legalizarlas. Sí, todo tiene un precio: tal vez tendríamos más adictos, pero también tendríamos menos violencia”.

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