La revista Contralínea denunció un nuevo allanamiento a sus oficinas y el robo de equipo de cómputo, discos con información editorial, archivos periodísticos, equipos de cómputo, documentos personales de reporteros entre otros materiales propios para la labor informativa.

 

Los delincuentes forzaron las cerraduras de las instalaciones de Contralínea, ubicadas en Río Churubusco 590, colonia Del Carmen, delegación Coyoacán, y se llevaron archivos periodísticos, 19 computadoras, incluidas las del director Miguel Badillo y del subdirector José Reyes, una cámara de video profesional, tres pantallas de televisión, equipo de audio y una consola de producción radiofónica.

 

Todos los escritorios, gavetas y cajones de la redacción fueron saqueados, informó el director de la revista Miguel Badillo en un comunicado en el que dio a conocer la agresión, que consideró como un “acto intimidatorio”.

 

 

El directivo detalló que los delincuentes voltearon las cámaras del circuito cerrado y cortaron los cables para que no fueran identificadas ni quedara registro del saqueo.

 

“Algunas puertas y ventanas fueron rotas, además de que los delincuentes movieron las cámaras de vigilancia y cortaron sus cables”, detalló Badillo.

 

Las cámaras, precisó la revista, son parte de las medidas cautelares dictadas por la Secretaría de Gobernación (Segob) a favor de Contralínea, como parte de los protocolos del Mecanismo de Protección para Defensores y Periodistas.

 

La revista agregó que aunque dicho Mecanismo también incluía vigilancia policíaca permanente en sus oficinas, “esta nueva agresión demuestra la ineficacia de Gobernación para garantizar y proteger la labor periodística”.

 

 

No es la primera agresión

 

Esta no es la primera vez que la revista Contralínea es víctima de actos intimidatorios. El pasado 18 de abril, el domicilio particular de Miguel Badillo, también fue asaltado.

 

Además es de recordar que las periodistas Marcela Yarce Viveros, fundadora de Contralínea, y Rocío González Trápaga, fueron asesinadas.

 

Otro caso se remonta al 10 de abril de 2010, cuando desconocidos allanaron y saquearon las instalaciones de Contralínea.

 

En ese mismo mes, pero el día 27, la Caravana por la Paz que se dirigía a San Juan Copala fue emboscada. Entre sus integrantes estaban los reporteros de Contralínea, Érika Ramírez y David Cilia, quienes estuvieron en calidad de “desaparecidos” dos días. Fueron rescatados el 29. Ambos periodistas presentaban deshidratación, David Cilia, tres heridas de bala.