“La mentalidad de enemigos va a envenenar el espíritu de una nación,

incitar crueles luchas, destruir la tolerancia de la sociedad y la humanidad

y obstaculizar el progreso de una nación hacia la libertad y la democracia”.

 

Liu Xiaobo

Premio Nobel de la Paz, en su memoria

 

La Asamblea Legislativa aprobó, en tiempo y forma, el paquete por el que se crea el Nuevo Sistema Anticorrupción de la Ciudad de México, que genera seis nuevas leyes y reforma cinco más.

 

Entre los beneficios principales que se logran en favor de los capitalinos se pueden enumerar: la integración a la administración pública de los derechos sobre la buena administración, el acceso a la justicia, el acceso a la información y la rendición de cuentas consagrados en la Constitución Política de la CDMX.

 

Además, sienta las bases de la prevención, investigación y sanción de faltas administrativas y actos de corrupción y proporciona un marco jurídico más claro, preciso y objetivo para acatar los distintos procedimientos de fiscalización de los recursos públicos.

 

También establece los mecanismos de cooperación entre autoridades que indaguen acerca de las faltas administrativas, con aquéllas encargadas de investigar delitos penales, ya sea de servidores públicos o de particulares. Adicionalmente genera una estructura funcional especializada con el fin de brindar certeza jurídica para los ciudadanos.

 

El camino para llevar a buen puerto este nuevo sistema no estuvo exento de complicaciones, particularmente por los integrantes del partido del “no”. Aquéllos que ven la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio. Aquéllos que en apenas unas horas pretendían minar el trabajo de meses de los legisladores que integramos las comisiones encargadas de analizar, debatir y llegar a acuerdos para concluir con la obligación legal que señala la Carta Magna, pero principalmente para cumplir con el compromiso moral y de principios con los ciudadanos de la Ciudad de México.

 

A los partidarios del “no” les incomoda contar con una nueva Ley Anticorrupción o con reformas al Código Penal que sancionan más severamente la corrupción, porque ahora quitar a los trabajadores parte de su ingreso o recibir dinero de orígenes poco o nada claros serán sancionados severamente, y eso simplemente no va con ellos.

 

Hoy, la corrupción es un tema más visible, los diversos medios de comunicación la documentan y ventilan con mayor amplitud, además de que es patente una menor tolerancia social a sus nocivos efectos en la vida pública y privada.

 

Con estos nuevos instrumentos se pretende pasar a un estadio superior en el tratamiento de la corrupción, pasar del escándalo a la justicia, de su exhibición pública a su resolución judicial, de la desgastante disculpa o evasión, al fortalecimiento de las instituciones encargadas de prevenir, investigar y castigar la corrupción en todos los ámbitos de la administración pública de la capital.

 

El diseño legal del paquete que crea el Sistema Anticorrupción de la CDMX, que aprobamos los legisladores de la VII Legislatura, busca fincar una alianza con la sociedad capitalina para lograr que la corrupción no sea instrumento de uso político para la estridencia, sino un flagelo que debe ser exterminado, a pesar de las oposiciones.

 

caem