De las reuniones que sostuvieron “los cuatro grandes” –PRI, PAN, PRD y Morena– este fin de semana, una de ellas se llevó las palmas: la de Acción Nacional.

 

Aunque no precisamente por el jolgorio rumbo al 2018 de los tres mil 300 delegados a la Asamblea Extraordinaria, sino por lo despiadada que fue con su ex dirigente, Gustavo Madero.

 

Ya bastante había humillado Ricardo Anaya a su antecesor –desconociendo los acuerdos tomados, negándole la conducción de la bancada panista en San Lázaro y rebajándolo a mero diputado raso–, pero lo del sábado pasado fue, además, restregarle en la cara su caída.

 

Y vaya que lo disfrutó Felipe Calderón ante el rostro pálido y desencajado del chihuahuense que optó por alejarse de los reflectores mientras el ex presidente de la República recibía vítores, sonreía y se tomaba selfies con Anaya.

 

Porque para Calderón éste era su retorno al partido después de años de no pararse en sus asambleas: desde que como presidente de la República impuso (y defenestró también) a Germán Martínez y a César Nava, y luego durante la dirigencia de Madero.

 

Incluso había amagado con renunciar al PAN y lanzarse a formar otro partido.

 

Pero el nuevo presidente de Acción Nacional lo buscó y lo acogió como al hijo pródigo: “Lo extrañamos, presidente…”, repetía en la euforia, mientras Madero aguantaba el enojo y la frustración.

 

La mirada del queretano, sin embargo, iba más allá del vilipendio a su antecesor y de la admiración por el ex mandatario. Anaya proyectaba sus propios sueños hacia 2018.

 

Y en ello precisamente había trabajado.

 

•••

 

El siguiente es Moreno Valle.- Por lo bajo, sin que apareciera en el proyecto original de reforma a los estatutos, introdujo una modificación que le permite –a él y a cualquier dirigente de partido a nivel estatal o municipal que busque un cargo de elección popular– permanecer en la dirigencia (y promocionarse por ende) hasta que llegue la hora de su registro en la contienda interna.

 

¿Y Margarita Zavala entonces?

 

¿Y Rafael Moreno Valle?

 

La respuesta nos la dieron los propios panistas: “Dale tiempo a Anaya…; va a acabar con sus adversarios uno a uno…”

 

El primero, ya lo vimos, fue Madero.

 

El “parricidio” era inevitable para posicionarse.

 

El segundo es Moreno Valle.

 

“Irá por él…”, auguran quienes le conocen, aun cuando habían establecido una alianza para el 18, que iniciaba precisamente por hacer a un lado a Madero.

 

Pero de acuerdo con las últimas encuestas, el poblano no ha crecido en las preferencias (en cambio Margarita ha subido varios puntos y el propio Anaya, aunque todavía le falta mucho, comienza a ascender unos puntitos).

 

De cualquier modo, eso –y su propia ambición– habrían decidido al joven dirigente panista a darle la espalda a Moreno Valle.

 

De hecho, el gobernador de Puebla no asistió a la Asamblea –los eventos masivos no son su terreno, él suele tejer uno a uno–; además, sabía de antemano que iba a asistir Margarita Zavala y que en una reunión de panistas de a pie ella se llevaría las palmas.

 

Como fue.

 

Así que no arriesgó (además de que no puede ver a Zavala ni en pintura).

 

Pero lo que no esperaba Moreno Valle fue el cambio que hizo Anaya en las reglas del juego para permanecer en el cargo y promocionarse.

 

Esa sí que fue una provocación abierta. El fin de su alianza podría estar a la vista.

 

En cuanto a la esposa de Calderón, ya habrá tiempo para decidir qué hacer con ella. Por lo pronto, ella no cuenta con estructura, ni ha forjado las alianzas con las que Moreno Valle sí cuenta en los estados.

 

En todo caso, refieren algunos de los panistas de antaño, no sería extraño que “el partido” optara por una final entre dos candidatos verdaderamente panistas –Margarita y Anaya en este caso– y no por un abanderado ex priista.

 

•••

 

GEMAS: Obsequio de Andrés Manuel López Obrador al rendir protesta como presidente de Morena: “El 2018 no será un día de campo”.