Esa unidad de la que presumen los dirigentes del PRI es nomás de dientes para afuera. Y, cuando más, para tomarse la foto y que no les vayan a echar montón o a tomar represalias en su contra.

 

Pero por lo bajo, un buen número de aspirantes que se quedaron en el camino han decidido hacer, en algunos casos, huelga de brazos caídos –algunos, incluso, ni siquiera se presentaron a la inscripción y festejo del ungido, dejando claro su enojo y pintando su raya–, y otros de plano están ayudando a sus adversarios.

 

Por ejemplo, Durango. Este estado fue uno de los primeros donde el PRI presumió la elección de un candidato de unidad: Esteban Villegas Villarreal, ex alcalde capitalino, delfín del gobernador Jorge Herrera Caldera e integrante del equipo de los “niños de oro” del ex gobernador Ismael Hernández Deras (su poder se siente hasta la fecha).

 

Diríase que no es una mala elección para enfrentar al ex priista José Rosas Aispuro, quien contenderá por segunda ocasión bajo los colores blanquiazules (perdió en 2010 frente a Herrera Caldera) y añadirá en esta ocasión el apoyo del PRD.

 

Pero resulta que hay rencores sembrados en el camino.

 

Los “ismaelistas”, de entrada, siempre le han tenido recelo a Esteban. Incluido el viejo Ismael, aunque aparezca a su lado en las fotografías.

 

Manuel El Meño Herrera, quien ahora va por la alcaldía de Durango, tiene una rivalidad política histórica con Villegas. Además de que el carismático Meño le trae guardado el haberlo bajado de la diputación en 2012.

 

El ex alcalde de Durango, Adán Soria, no sólo se quedó fuera de la jugada sino que carga varios agravios. Entre ellos, el haber ido a parar a la cárcel a instancias de Villegas. Y aunque salió (del bote y de la bronca), no olvida.

 

Por lo que toca a la senadora Leticia Herrera Ale (hija adorada del empresario y ex alcalde de Gómez Palacio Carlos Herrera Araluce, quien cuenta con el poder económico y político más fuerte de la Comarca Lagunera), recibió como regalo de compensación ir de nueva cuenta por la alcaldía de Gómez Palacio. Lugar que ya gobernó.

 

Pero ella quería en esta ocasión el gobierno del estado. Consideraba que le tocaba.

 

Desde el día en que el PRI definió lo que a cada quien correspondía en las candidaturas, en Gómez Palacio –principal abastecedor de votos para el PRI–, miles de militantes salieron a repudiar “la imposición” de Villegas.

 

Desde entonces, llevan a cabo una campaña de voto diferenciado: Leticia Herrera para alcaldesa y el panista José Rosas Aispuro para gobernador.

 

Además de ese entorno, donde se cocinan traiciones palaciegas, Villegas –quien también fue presidente del PRI estatal y eso le daba un gran conocimiento y control de la estructura– está perdiendo el control de su campaña porque le están enviando operadores de diestra y siniestra, y los está acogiendo a todos.

 

El candidato priista a la gubernatura duranguense se siente confiado por su experiencia –cree que con ello puede superar las traiciones locales–, pero lo cierto es que ya perdió el control de su equipo y del territorio.

 

Lo dicen sus propios colaboradores y se preguntan si más bien desde su propia tierra “le están poniendo la cama”.

 

-0-

 

El PAN convertido en franquicia.- Del lado de Acción Nacional tampoco pintan las cosas muy bien que digamos.

 

Si bien cuentan con un candidato respetable y respetado –José Rosas Aispuro–, también es cierto que la figura del ex presidente municipal de Durango se ha ido desgastando.

 

Pero no olvidemos que viene de las filas del PRI, lo cual no hace felices a los panistas. Sólo que como no tienen a nadie que le compita en reconocimiento, se aguantan.

 

Otro tanto ha ocurrido con la alcaldía del municipio de Durango, donde el panismo local –se da por hecho– llevaría como abanderado a José Ramón Enríquez Herrera, quien apenas abandonó hace unos días las filas del partido Movimiento Ciudadano.

 

Sólo que en el caso de la alcaldía, los blanquiazules esperaban que el elegido fuera (otra vez) Jorge Salum.

 

-0-

 

GEMAS: Obsequio de Carlos Joaquín, aspirante al gobierno de Quintana Roo, tras darse a conocer los intentos desde su partido, el PRI, para frenar su posible candidatura: “¿Esto es unidad y respeto?”.