Me parece “irónico” que se hable de cambiar de rumbo en nuestra política exterior cuando, justamente, “lo que no tiene es rumbo” y lo que hace falta es “trazar uno”, soltó sin el menor empacho la embajadora Olga Pellicer.

 

A lo que el académico itamita Genaro Lozano agregó que él no sólo no veía un nuevo rumbo en nuestra política exterior, sino que veía “una pérdida de rumbo y, sobre todo, tibieza”. Tanto PAN como PRI, dijo, “se han refugiado en la tibieza”.

 

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Así de directos respondieron a la pregunta “¿Es necesario un nuevo rumbo?”, planteada en el Foro Política Exterior de México a Debate, realizado ayer en el Senado.

 

Y abundaron en su posición frente a senadores, estudiosos, diplomáticos y periodistas que los escuchaban entre incómodos y atónitos en el auditorio Octavio Paz.

 

Pellicer sostuvo que ninguna agencia gubernamental -¡ni siquiera la Secretaría de Relaciones Exteriores!-se ocupa de la política exterior.

 

Desde que se negoció el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (a principios de los 90 con Carlos Salinas de Gortari, presidente de la República y Fernando Solana, canciller), “los profesionales de acuerdos comerciales ocuparon un papel central para la política exterior”, indicó la ex directora del Instituto Matías Romero de la SRE.

 

En realidad, declaró, las relaciones exteriores las llevan las secretarías de Gobernación, Defensa o Marina para cuestiones de seguridad y migración; la de Economía para cosas comerciales; la de Energía o Pemex para energía. Su coordinación es “precaria” y no existe gabinete de política exterior.

 

En suma, para la ex embajadora de México en Viena y Ginebra, “hoy, al igual que hace muchos años, hay actividad pero no hay proyecto. México es un país que va sin brújula en las aguas turbulentas de la economía y la política internacional”.

 

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QUE MÉXICO SALGA DEL CLÓSET.- Genaro Lozano, profesor en los departamentos de Relaciones Internacionales del ITAM y de la Universidad Iberoamericana, se mofó abiertamente de las acciones de la cancillería y de algunos de sus diplomáticos y fustigó en ocasiones acciones o silencios como el que hemos hecho ante lo que sucede en Israel y Gaza.

 

De las acciones de nuestra embajadora en Alemania -la ex canciller Patricia Espinosa- comentó, por ejemplo, que su labor se significaba por haber negociado ¡22 techos solares!

 

De nuestro trabajo en Ginebra, dijo, “¡sólo van a calentar los asientos!” porque nuestro país no le entra a los temas importantes de derechos humanos de la actualidad como la homofobia en África, los problemas lésbico–gays, los transgenéricos…

 

Se necesita “que México salga del clóset en estos temas”, apuntó.

 

Hizo un símil entre nuestra política exterior y el Partido Humanista de reciente creación: “Ninguno tiene una ideología clara”, se burló.

 

Por lo demás, Lozano afirmó que la política exterior actual está enferma de cumbritis y numeralias; que confunde sus funciones con las de Conaculta y la promoción de imágenes, y que mide en millas sus logros.

 

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CASTAÑEDA HIZO BERRINCHE Y SE FUE.- Mientras todo lo anterior ocurría dentro del auditorio Octavio Paz del Senado -donde moderaba la mesa el senador panista Ernesto Ruffo-, afuera del lugar aguardaba el momento de su participación el ex canciller Jorge Castañeda Gutman.

 

Eran cerca de las dos de la tarde. El foro llevaba una hora de retraso. Gabriela Cuevas atendía a un Castañeda visiblemente molesto por la espera. Enfilaron ambos hacia el salón. Pero al ver que aún faltaban dos participantes para concluir aquella mesa, el invitado estrella desapareció.

 

Cuando subieron al estrado los del panel siguiente -el embajador Juan Manuel Gómez Robledo, Mauricio Meschoulam, Luis de la Calle y la doctora Claudia Calvin-, notaron que Castañeda ya no estaba ahí.

 

Ni una palabra de despedida, ningún comentario a propósito de su partida, ninguna excusa… El senador Víctor Hermosillo, organizador del evento, simplemente acusó la ausencia del polémico ex canciller en silencio.

 

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GEMAS: Leyenda en uno de tantos carteles de las marchas realizadas en apoyo de los familiares de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos: “Su dolor es el nuestro. Su rabia es la nuestra”.