En torno a la cada vez más extraña trama de las designaciones de los candidatos priistas, se cuenta una historia relacionada con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

 

La versión proviene de su círculo cercano y su nota central podría resumirse así:

 

Que el titular de Bucareli habría decidido no meter las manos, para ubicar gente cercana a él, en ninguna de las designaciones de los candidatos del PRI a los gobiernos de los estados que se jugarán este año.

 

Vaya, ¡ni siquiera en Hidalgo!, su tierra, de la que fue gobernador.

 

Nuestras fuentes refieren que han platicado con el hidalguense varias veces sobre el tema y que reiteradamente les ha respondido así: “El Presidente (Enrique Peña Nieto) tiene muchos compromisos y muchas presiones… Yo no voy a ser del grupo de los que presionan”.

 

(Quienes más presionan para ubicar a su gente –hasta donde sabemos–, son, en primer término, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray; los gobernadores, desde la Cámara de Diputados, y el Senado.)

 

En las pláticas que tiene Osorio Chong con su gente les deja claro algo: “El amigo del Presidente (de la República) es Videgaray, y yo soy meramente ‘un trabajador’”.

Y aun cuando las encuestas rumbo al 2018 lo sitúan como el priista mejor posicionado, el titular de Gobernación dice estar dispuesto “a irse a su casa” cuando termine el sexenio.

 
Eso es lo que comenta con su gente cercana.

 

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Cuál disciplina priista.- Más allá de las confidencias, los juegos de poder siguen a la orden del día porque, quiérase o no, la famosa “disciplina” priista –al menos por parte de los gobernadores– se perdió desde hace tres lustros.

 

Desde el momento en que salieron de Los Pinos y que Vicente Fox vistió la banda presidencial.

 

A partir de entonces, dejaron de ser vigilados, fiscalizados y removidos. No sólo perdieron el temor al jefe de Estado, sino que vivieron sus mejores tiempos: hicieron lo que quisieron.

 

Ahora, aun cuando el Presidente de la República proviene de su mismo partido, no están dispuestos a cederle todo el poder. Ellos (los gobernadores) quieren imponer a su sucesor. Y su lucha es más intensa y desafiante que en los viejos tiempos.

 

Y junto con ellos, los propios militantes.

 

De ahí que muy pocos crean en los llamados “candidatos de unidad”.

 

La famosa “disciplina” priista hace rato que se diluyó.

 

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Expediente contra Borge.- La “guerra” entre el poder central y algunos gobernadores ha llegado prácticamente al punto de la ruptura.

 

El caso del que más se habla (soterradamente) en ese sentido es el del enojo de Luis Videgaray con el gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge.

 

El enfrentamiento alcanzó tal nivel que el titular de Hacienda pidió a Peña Nieto remover a Borge. El Presidente no se animó. Rechazó la petición de Videgaray.

 

Sin embargo, ahí le “guardan” un expediente negro.

 

Es con lo que estarían “negociando” la sucesión en el estado.

 

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Anaya pide dejarse de trascendidos.- Exigimos al gobierno federal, particularmente a la Procuraduría General de la República, que acelere las investigaciones que nos permitan de manera oficial, y no sólo a través de trascendidos, conocer la verdad y poder tomar medidas, ya no provisionales, sino definitivas.

 

Así se expresó el dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, sobre el escándalo surgido en torno a la diputada sinaloense Lucero Sánchez López, señalada de tener vínculos con Joaquín El Chapo Guzmán.

 

Anunció además que la Comisión Permanente de su partido determinó remover de su cargo al coordinador de los diputados en Sinaloa, Guadalupe Carrizoza (por defender a la legisladora), y nombró delegado especial en Sinaloa al diputado federal Federico Döring, para procesar el tema.

 

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GEMAS: Obsequio del presidente del PAN, Ricardo Anaya, sobre el caso de la “chapodiputada”, Lucero Sánchez: “Tengo claro que este problema no se resuelve con un simple ‘Usted disculpe’”.