El de ayer era un día en que Fernando del Paso tenía previsto recibir un premio. Aunque no era precisamente el de la noticia de haber ganado el Premio Cervantes.

 

Se trataba de algo mucho más modesto: del Premio Granito de Arena, que da la Comisión del Fomento a la Lectura del Estado de Jalisco a todos esos personajes que con sus obras promueven el hábito por leer.

 

Y ninguna llamada o entrevista, ni siquiera los padecimientos que ha sufrido en los últimos años (varios infartos cerebrales isquémicos), impidieron que el autor de Noticias del Imperio, Palinuro de México y José Trigo encaminara sus pasos al mediodía hacia el paraninfo de la Universidad de Guadalajara.

 

Porque Del Paso –valga mencionarlo para quienes no le conocen– es un hombre agradecido, sensible, profundamente tierno.

 

Aun cuando apenas cumplió 80 años de edad en abril pasado, sabe que vive horas extra. Pero las vive con intensidad, hasta donde las fuerzas le dan.

 

¿Que ha ganado el Premio Cervantes en su edición 2015? ¡Claro que sí!

 

Ya había tardado en llegar. Pero qué mayor distinción que recibir el máximo galardón de las letras castellanas cuando se conmemoran 400 años del nacimiento de Miguel de Cervantes Saavedra.

 

¡Y cómo no ir a recogerlo! Claro que irá a España a recibir el Premio en abril próximo. Así sea “en avión de ruedas”, como le diría a Joaquín López Dóriga en su noticiero de radio, pero irá.

 

¿Qué vio el jurado del Premio Cervantes de Literatura en la obra de Del Paso para otorgarle el galardón este año?

 

Su aportación al desarrollo de la novela, aunando tradición y modernidad:

 

“Sus novelas, llenas de riesgo, recrean episodios de la historia de México haciéndolos universales”, señala el acta.

 

Así, el nombre de Fernando del Paso –chilango, aunque les pese a los jaliscienses y a los veracruzanos que también han querido adoptarlo– se suma, por lo que toca a escritores mexicanos, a los de Octavio Paz, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, Sergio Pitol, Elena Poniatowska.

 

Y a los de Juan Goytisolo, Mario Vargas Llosa, Álvaro Mutis, Juan Gelman, Bioy Casares, Augusto Roa Bastos, Rafael Alberti, María Zambrano, Juan Carlos Onetti, Rafael Alberti, entre otros.

 

Buenas noticias desde España, don Fernando. Un fuerte abrazo.

 

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ME DUELE HASTA EL ALMA.- Hace unos meses, abril pasado, Fernando del Paso pronunció un discurso estremecedor con motivo del Premio José Emilio Pacheco a la Excelencia Literaria.

 

Fue a manera de conversación con el fallecido poeta y lo tituló: “Me duele hasta el alma ver que nuestra patria se desmorona”. Van unas líneas de ese discurso que bien reflejan su estado de ánimo hacia el México de hoy:

 

“Quiero decirte que yo también amé a tu manera a esa patria de los cuantos bosques y ríos y de la ciudad monstruosa que fue tu cuna y la mía.

 

“Quiero decirte lo que tú ya sabes: que hoy también me duele hasta el alma que nuestra patria chica, nuestra patria suave, parece desmoronarse y volver a ser la patria mitotera, la patria revoltosa y salvaje de los libros de historia.

 

“Quiero decirte que a los casi 80 años de edad me da pena aprender los nombres de los pueblos mexicanos que nunca aprendí en la escuela y que hoy me sé sólo cuando en ellos ocurre una tremenda injusticia; sólo cuando en ellos corre la sangre: Chenalhó, Ayotzinapa, Tlatlaya, Petaquillas… ¡Qué pena, sí, qué vergüenza que sólo aprendamos su nombre cuando pasan a nuestra historia como pueblos bañados por la tragedia!

 

 

“¡Qué pena también que aprendamos cuando estamos viejos que los rarámuris o los triques mazatecas son los nombres de pueblos mexicanos que nunca nos habían contado, y que sólo conocimos por la vez primera cuando fueron víctimas de un abuso o de un despojo por parte de compañías extranjeras o por parte de nuestras propias autoridades!

 

“¿De qué nos sirve recoger aquí y allá premios y reconocimientos mientras nuestro país se desprestigia ante los ojos del mundo”.

 

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GEMAS: Obsequio de Fernando del Paso, Premio Cervantes 2015: “Y por si acaso mis palabras no hayan sido suficientemente explosivas, termino con una auténtica bomba: ‘En la esquina de un estanque/ había un sapo/ lo quise agarrar/ pero se me escapó’”.