Hubo tantas listas como acólitos en una misa. Pero a la hora de la hora, los cambios que hizo en su gabinete Enrique Peña Nieto dejaron patidifusos hasta a los propios priistas.

 

Y es que hubo nombramientos que nadie se esperaba.

 

El más importante de ellos fue el de José Antonio Meade Kuribreña, secretario de Relaciones Exteriores hasta ayer y hoy convertido en el titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), lugar que ocupaba Rosario Robles Berlanga.

 

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(La ex perredista, por cierto, se sentía muy segura en su posición. Se sulfuraba si alguien suponía lo contrario. Pero a la hora de la verdad fue enviada a vegetar en la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, en lugar de Jesús Murillo Karam, quien se va “por cansado y malgeniudo”, a decir de amigos suyos.)

 

Ahora bien, ¿por qué se ve el de Meade como el cambio más importante, aun cuando Aurelio Nuño, el jefe de la Oficina de la Presidencia, fue promovido a la Secretaría de Educación Pública?

 

En opinión de la mayoría de aquellos con quienes conversamos, Meade es un hombre mucho más completo y fogueado (ya fue secretario de Hacienda y canciller) que Nuño, por más brillante que digan que es.

 

Además, el ex jefe de la Oficina de Los Pinos no tiene mayor placeo en el servicio público y de hecho perdió su primer lance frente a los mismísimos priistas: la presidencia del tricolor, ante Manlio Fabio Beltrones.

 

A Meade lo ubican en la baraja de los “presidenciables”, como es de esperarse para alguien que ocupa esa cartera (de ahí salió Luis Donaldo Colosio a la candidatura presidencial y desde ahí comenzó a forjar su figura Josefina Vázquez Mota para la del PAN).

 

Por añadidura, el ex canciller es un presidenciable entrañable, pues es un hombre que se hace querer, a diferencia de buena parte de sus compañeros de gabinete (incluida quien lo sustituye: Claudia Ruiz Massieu).

 

Y sale sobrando si Meade es priista o no. De hecho, bromean los tricolores, lo es ya desde la semana pasada (si es que aún no tiene credencial del PRI), cuando apareció en la sede del Revolucionario Institucional para atestiguar la toma de posesión de Manlio Fabio Beltrones como dirigente del partido.

 

En fin, fue lo más sobresaliente de los cambios. Sólo valga añadir que, desde nuestra perspectiva, con este cambio de Meade –y el del propio Nuño a Educación– también sale ganando Luis Videgaray, pues ambos funcionarios son muy cercanos al titular de Hacienda.

 

Digamos que si no es el propio Videgaray el candidato del PRI para 2018, tiene dos cartas extras con las cuales jugar para la sucesión: Meade y Nuño.

 

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LOS OTROS CAMBIOS.- A destacar –más allá de Meade–, la designación de Enrique de la Madrid en Turismo (es todo un reconocimiento) y el de Renato Sales, ex zar antisecuestros, en lugar de Monte Alejandro Rubido, en la Comisión Nacional de Seguridad.

 

Inevitable, diríase, que fuera removido Rubido después de la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán, y una buena elección para sustituirlo.

 

El cambio de Nuño, en lugar de Emilio Chuayffet, suena “natural” si recordamos que el ex jefe de la Oficina de la Presidencia ha intervenido en el conflicto magisterial desde que inició este gobierno (y que Chuayffet anda mal de salud).

 

La pregunta ahora es si el diálogo y la negociación con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) seguirá llevándose desde Gobernación, bajo la batuta del subsecretario Luis Miranda, o si Nuño la atraerá a la SEP.

 

¿Qué si le vemos mayores espolones a Nuño? ¿Tanto como para convertirse en candidato presidencial? Desde nuestro punto de vista, no.

 

Que el ex gobernador de Querétaro, José Calzada, ingrese al gabinete pareciera en principio todo un reconocimiento. Sobre todo, luego de que su delfín perdió la elección para gobernador.

 

Pero a fin de cuentas Calzada fue evaluado como uno de los mejores gobernadores del país. Merecía una posición. Lo extraño fue que le asignaran Agricultura. No va con él.

 

El ascenso de Rafael Pacchiano a la titularidad de la Semarnat no es descabellado; es parte del compromiso que el PRI tiene con el Partido Verde. Les sigue obsequiando esa secretaría.

 

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GEMAS: Obsequio del presidente Enrique Peña Nieto: Nombró a su ex jefe de asesores, Francisco Guzmán, jefe de la Oficina de la Presidencia.